La casa de los ratones, volumen 1

Este libro llegó a casa como un regalo, y ha sido todo un descubrimiento. Forma parte de una colección original y muy entrañable. ¿Por qué? Vamos a ello:

El atractivo principal de este libro son sus imágenes. No estamos ante un álbum ilustrado, sino ante fotografías de una obra de arte que la propia autora ha desarrollado: la casa de los ratones. Cual casa de muñecas al uso, Karina ha construido a sus propios personajes de manera tangible y les ha dado cobijo. A partir de ahí, solo ha tenido que echarle imaginación y buena fotografía para compartir con los más pequeños las aventuras de Sam y Julia.

Así, estamos ante varios capítulos en la vida de estos dos roedores amigos inseparables. Vida que tiene en cuenta las pequeñas peculiaridades propias de su condición, pero que también expone muchas situaciones con las que los niños pueden sentirse identificados.

No existe un mensaje concreto o valor que trabajar o transmitir, pero destacaría dos aspectos muy positivos de esta publicación que han hecho las delicias de mis dos hijos. Por un lado, su división en capítulos permite dosificar las aventuras y ya va introduciendo a nuestros pequeños lectores en ese tan conocido para quienes adoramos leer: "un capítulo más y a dormir, por fa". Y por otro, las fotografías que acompañan a las historias tienen muchísimos detalles en los que los niños encontrarán un gran entretenimiento: observar, buscar, comentar...

No soy yo quien recomienda esta publicación, la verdad es que son mis bichillos quienes lo hacen con su entusiasmo a la hora de elegirlo como última lectura del día.