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Crítica de Guille63


Guille63
19 March 2023
“Su verdadera vocación es la de hereje”

Hubo un tiempo en el que alternaba la literatura con lecturas filosóficas, ensayísticas o divulgativas. Eran años jóvenes, en los que buscaba respuestas. Quizás fue por eso por lo que, tras leer este ensayo, no quise leer a Cioran. En él descubrí que el pensamiento del autor rumano es esencialmente destructivo, no solo no daba ninguna respuesta, sino que además echaba abajo todas las que se habían dado hasta ese momento al mismo tiempo que eliminaba cualquier posibilidad de respuesta futura. Cuando al fin me di cuenta de que Cioran estaba en lo cierto tanto en el diagnóstico de nuestra enfermedad como en la imposibilidad de su curación nuevamente limité mis lecturas a la ficción literaria, propósito al que, desde entonces, he sido infiel en contadas ocasiones.

”Sólo se vive por falta de saber. Desde que se sabe, ya no congenia uno con nada”

Alguien podrá objetar que esta inexistencia de respuestas es, en el fondo, una respuesta. Y es cierto, aunque no sea una respuesta muy esperanzadora y ponga de manifiesto que hasta la coherencia absoluta es un imposible. Como dice Savater en su ensayo: “toda explicación encubre una apología, toda coherencia una falacia.” Obviamente, me estoy refiriendo a respuestas universales, incontestables, definitivas, respuestas individuales hay muchas y, siendo respuestas, todas valen de la misma forma.

“Quien piensa poseer un discurso válido para muchos, en último término para todos, quien habla de las necesidades y ambiciones del Hombre como si comiese todos los días con tan abstracto personaje, ése está fraguando una dictadura en su corazón que sólo su ineptitud o el azar le impedirán consumar.”

Cioran era un místico, un sujeto exaltado que “padecía” de momentos de vertiginosa lucidez en los que creía percibir una verdad que a él solo le era revelada, momentos esencialmente personales, inmanentes a su ser, imposibles de comunicar e imposibles de mantener indefinidamente. Por desgracia para sus lectores, tal revelación no era salvadora ni contenía creencia o filosofía alguna, si no entendemos por tal su principio fundamental: “la inanidad del ser”.

“Quien tiene la revelación de lo esencial no descubre un nuevo y más inapelable fundamento metafísico de lo real, pero ve que todos los fundamentos metafísicos hallados hasta la fecha son irrisorios…”

No hay leyes naturales, todo es caos y azar, no hay, por tanto, causalidad, no hay ser en sí, no hay nada detrás de las apariencias, no hay un principio del que se pueda dirimir todo lo demás, no hay ordenes ni designios ni progreso. Siendo todo azar, todo es irrelevante.
“Lo que se propone, lo que intenta, es reducir a nada la vida y la muerte, y esto con el único propósito de hacérnoslas soportables.”

Estando así las cosas, tampoco en el orden social y político hay nada que hacer: “el conformismo desesperado puede dar paso a cualquier cosa, a cualquier acción o resignación, a todo excepto a una ideología que explique el orden del mundo y le proponga un remedio.”

“Un cambio total, aunque fuese inútil, una revolución sin fe es todo lo que puede esperarse todavía de una época en que ya nadie tiene el suficiente candor para ser un verdadero revolucionario”

Llegados a este punto, solo cabe una pregunta:

“¿Por qué no me mato? Si supiese exactamente qué es lo que me lo impide, no tendría más preguntas que plantearme, pues habría respondido a todas.”

No se puede negar que el personaje de Cioran es interesante y que nadie mejor que Savater, con su hermoso estilo, claro y preciso, podría transmitírnoslo.

“La negación no surge nunca de un razonamiento, sino de un no sé qué oscuro y antiguo. Los argumentos vienen después, para justificarla y exponerla. Todo «no» surge de la sangre.”
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