VRËSNO

¿Quién conoce realmente a sus padres?
 
Empiezo con una pregunta que se hace la voz narradora en un punto de la historia, la autora responde, «… la culpa primitiva de empeñarse en ser lo que no eran… o la culpa de ella por negarse a ver». Creo que se juntan ambas, el hambre con las ganas de comer, no vemos y no escuchamos, primero vemos a nuestros padres como seres perfectos, luego los más imperfectos, defectuosos. Entre estos dos puntos hay uno que no se valora, tienen, miedos, traumas, su realidad está distorsionada por sus circunstancias y los juzgamos fuera de su contexto.
 
                Stanis Otief, que debe su nombre al escritor Stanislav, no revela su vida privada, ni su pasado, dejando libre la imaginación, que cada cual elucubre lo que desea. «Las fabulaciones triunfan más que los hechos objetivos». Leyendo esta parte me acordé de la princesa Kate, que tuvo que salir a la palestra para contar su enfermedad, para que los rumores, muchos maliciosos, dejases de circular.
 
«No hay mayor imán que lo desconocido»
 
 
                Es una historia que tiene muchos puntos que abrieran interesantes debates. Los seres humanos aprendemos por imitación, el gran error de los adultos es creer que los niños se adaptan a cualquier situación y no cargan mochila.
 
                Regresar a los lugares de la infancia buscando respuesta, eso es el viaje que hace la protagonista de esta historia, sus padres dos extraños en su vida, de los que no sabe nada, sus canciones hablan de ese lugar que dejó una huella oscura y profunda, la tartamudez de una niña que ocultaba una certeza, sentirse diferente entre la gente, invisible para unos y el centro del maltrato que guarda en silencio porque es lo que a normalizado en su casa. A veces regresar al punto de partida no es la respuesta, ¿o sí? Que nos une con un pasado que no es nuestro. La obsesión y las emociones.