La persona incorrecta

Cuando un pliegue de tiempo nos coloca en el camino a esa persona que se había quedado en nuestro pasado, volvemos a creer en el destino o en las segundas oportunidades. Por extraño que parezca, mientras uno lo considera increíble, al otro le resulta de lo más natural. Mientras uno mantiene el corazón abierto, el otro continúa bailando solo. Y todos entendemos que lo que tanto deseamos que volviera no es lo que recordábamos. O sí. Y precisamente por eso lo habíamos dejado pasar.

La persona incorrecta (Lunwerg, 2017), de Sara Herranz es un poema visual que llevé al aula para trabajar la novela gráfica desde un punto de vista minimalista y emocional. Su protagonista, una mujer en la treintena, regresa a la casa en la que creció, tras la muerte de su padre. Tras un encuentro casual con el que fue su gran amor, una década después de su despedida, provoca una bofetada de insatisfacción e infelicidad. A pesar de sentirse incompleta, le falta el impulso para cambiar, puesto que considera que ya es demasiado tarde para ello.

A través de los flashbacks, la metaficción y el tratamiento tan flexible de la viñeta y -fundamental-, la oscuridad, es imposible no sentirse arrastrada por los "y si...", que la atormentan. «Quizá aún podamos salvar algo del naufragio -me digo a mí misma, repasando las notas para esta reseña-, aunque puede que solo sea una etapa que quemar, en tanto llega la persona correcta».
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