Leer a Gema Samaro es sinónimo de entretenimiento y personajes increíblemente divertidos, sin embargo, en este caso al protagonista masculino he tenido más ganas de las normales de darle un capón porque se comporta como un verdadero capullo. de hecho, creo que su gato me ha conquistado antes, y mejor, que él, ji, ji, pero es que Blas es mucho Blas. La historia es desenfadada y se lee con facilidad, aunque el minino —cada vez que aparece— acapara todo el protagonismo porque, por muchos esfuerzos que hagan Soraya y, sobre todo, Eduardo, me quedo con Blas, ja, ja. |