La filosofía del tocador

"La filosofía en el tocador" es una obra sobre la dualidad. Sí, la dualidad de la moral ilustrada y la moral cristiana. Ambas son válidas si consiguen su objetivo: la felicidad.
Este inicio de la reseña puede parecer extraño, ¿verdad? Y más siendo sobre una obra del Marqués de Sade. Un sádico, un noble que estuvo en la cárcel diez años y veinte más en un sanatorio mental. Pero él y su obra son mucho más.
Centrándome en este libro su estructura ya nos da una pista por donde van los tiros: son diálogos. Como los de Platón, por ejemplo. La filosofía es el eje central de la historia, pero el lugar es el tocador de una noble del Antiguo Régimen francés. Bajo la influencia de los vapores del sexo, la codicia y el libertinaje, los protagonistas se sumergen en el derribo de los poderes y la moral establecida de la época. Muy cercana a la actual.
Las ideas de la ilustración son engranadas perfectamente con el libertinaje. Porque para los libertinos y libertinas del libro la Ilustración y el libertinaje son las únicas vías para la libertad del ser humano. Llegando a convertirse en una sola vía.
A través del dolor se llega al placer. Es esta una de las premisas de la obra. A través de la apertura de la mente a los placeres se llega a la libertad. Otro de los dogmas que queda patente en el libro desde el principio.
Los personajes son perfectos si hablamos de literatura. La estructura de estos, la personalidad de cada uno dejando claro como son y su papel en los diálogos. El conflicto es una maravilla: la educación de una muchacha de la nobleza para convertirla en una libertina, pero esto es una cortina de humo para dejar claro la intención de Sade: promulgar sus ideas ilustradas en una obra de ficción.
El sexo es una constante, la demolición de lo aprendido, la flama provocada por los vapores de la lubricidad. Todo sobre una escala superior de inteligencia.
Los temas centrales son la libertad, el cristianismo y el acercamiento a la naturaleza imitando a los animales. En la naturaleza existe la vida y la muerte sin alteración alguna del orden establecido. Hasta aquí desean llegar los protagonistas de la obra. Incluso más allá. En la naturaleza no existe el pudor; estos libertinos no lo tienen ni lo conciben. En la naturaleza no existe el parentesco; ellos lo detestan. En la naturaleza no existe el crimen; ellos lo perpetran bajo la creencia de que el crimen no existe. No es más que una parte de la educación cristiana y virtuosa.
Creen en la virtud, pero para ellos no es más que parte del libertinaje.
Personalmente concibo esta obra como un buen libro. Sade no buscaba entretener. Buscaba mover conciencias y demoler los pilares morales establecidos. Esto último lo consigue con creces. Es admirable como hilvana los hechos sin perturbarse, aunque el lector sí se perturba, y mucho. Me metí de lleno en la trama y las tramas de los personajes y sus cavilaciones. Todas filosóficas y ardiente la mayoría. Salvajes otras. Insultantes la mayoría si se lee desde nuestra perspectiva actual.
Me atrevo a dar un consejo: para leer al Marqués de Sade no se han de tener perjuicios. Si no lo odiarás.