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Crítica de rafaperez


rafaperez
04 March 2023
El libro de Enoc aparece en escena durante el siglo I después del Chechu, aunque algunas de sus partes puedan haber sido escritas unos doscientos años antes.

Apócrifo y por tanto rechazado por la Santa Iglesias apostólica, sosa y romana no solo por un Noé sorprendentemente albino sino también por unos angelitos de armas tomar.

Dividido en cinco partes es, precisamente, la que hace referencia a la caída de los ángeles la más sabrosa y controvertida, aunque no la única.

Enoc presenta a unos seres alados que provienen del cosmos, dato que sirve para que los más románticos les llamen extraterrestres.
No les falta razón, dado su lugar de origen.

Pero es que estos seres "celestiales" lejos de andar tocando el arpa y carecer de sexo, fornican con esmero y dedicación con "las hijas de los hombres" y de su placentera unión nacerán unos gigantes llamados Nefilim que harán las delicias de la humanidad, pervirtiéndola, como si esta precisara de ayuda para tal razón.

Estos gigantes se extinguirán con las cuatro gotas de nada a la que llamaron El diluvio universal, al no tener plaza en el corral flotante del albino Noé.

Otra de las piezas singulares que componen la obra es El libro astronómico, donde se da buen detalle del antiguo calendario solar hebreo, muy curioso teniendo en cuenta la datación del escrito.

En cuanto al resto del contenido, todo gira a algo tan viejo como Matusalén (que por cierto, aparece en el texto) es decir, anuncio de la llegada de un mesías como redención y salvación.

Obra apocalíptica, alejada en la forma, que no en algunos conceptos, del manual que impuso el Vaticano a todas sus sucursales.

Tan difícil de creer como la biblia, el rechazado libro de Enoc es, sin quererlo, todo un ensayo cultural y religioso de la época, pues de sus "enseñanzas" podemos percibir a un pueblo muy ignorante y supersticioso al que se sometió con la predica del miedo.

Habrá grandes defensores de la fe, convencidos de que la única palabra es la que dicta Roma, que lo tacharán de herejía.

Para mí esta visión es tan errática y fantasiosa como cualquier otra, apócrifa o no.
De hecho, la renuncia a cualquier dulcificación me hace que la prefiera antes que a los evangelios.

En todo caso, no me verán rezar a ninguno, pero encuentro mucho placer en ver como se podría creer en estas barbaridades.

Un libro ciertamente curioso.
Hora de pecar.
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