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Crítica de Bookworm


Bookworm
31 March 2020
La verdad es que me suelen gustar mucho las novelas ambientadas durante la Segunda Guerra Mundial, sobre todo aquellas que hablan de quienes no van a luchar en primera línea, de quienes se quedan y se tienen que adaptar a unos tiempos convulsos sin saber hasta cuándo.

"Las chicas del coro" nos habla de los habitantes del pequeño pueblo de Chilbury en el condado de Kent, pero sobre todo de sus mujeres, quienes en ausencia de los hombres debían seguir con sus ocupaciones habituales y además encargarse del trabajo que hacían ellos, algo que por otro lado era lo habitual cuando la mayoría de los varones debían partir al frente de donde muchos ya no volvían y precisamente con el entierro de uno de esos hombres, un muchacho apenas, comienza esta novela.

Edmund Winthrop ha muerto. No parecía despertar demasiadas simpatías entre sus vecinos, pero ha muerto por su país y allí están todos los vecinos. El que más lo lamenta es su padre, el brigadier, pero no tanto por su pérdida como por no tener ahora un heredero varón, ya que el resto de su descendencia son mujeres (Venetia y Kitty). Sin embargo no ha perdido la esperanza del todo, ya que su mujer está de nuevo embarazada y "solamente" puede tener un varón. Si no es así los Winthrop perderían su casa y para el brigadier el estatus lo es todo.

Por otro lado al faltar todos los hombres que formaban parte del coro de Chilbury, el vicario decide deshacerlo, pero... ¿Por qué? ¿Acaso las mujeres se han quedado mudas? ¿Qué tiene de malo un coro solo de voces femeninas? Nada, efectivamente y en cuanto Primrose, la directora del coro convence a las mujeres para que sigan cantando, mujeres de todas las edades, niñas incluidas, comienzan de nuevo los ensayos intentando con ello sobrellevar la guerra lo mejor que pueden.

A través de cuatro voces femeninas muy distintas y desde sus diferentes perspectivas iremos viendo cómo está afectando a su entorno todo lo que ocurre a consecuencia de la guerra y por supuesto a ellas mismas.

La señora Tilling, y Kitty Wintrop nos hablarán desde las páginas de sus diarios y Venetia Winthrop y Edwina Paltry, lo harán a través de las cartas que la primera envía a su amiga Angela hija del vicario y la segunda a su hermana Clara. Alguna voz más habrá entre estas, pero ellas son las principales. Las personalidades de estas mujeres no pueden ser más diferentes y veremos en los apenas cinco meses en los que transcurre la trama de la novela, cómo van cambiando, evolucionando y madurando.

La señora Tilling, es enfermera, está viuda y su hijo acaba de partir al frente. Es una mujer preocupada por los demás, que además de cantar en el coro se encarga de buscar alojamiento en las casas de sus vecinos para los evacuados o el personal del ejército que lo necesite, sin embargo no lleva demasiado bien prestar la habitación de su propio hijo.

“Sé que no quiere que nada cambie, señora B, pero estamos en guerra e intentamos llevarlo lo mejor que podemos. No hay leyes que impidan cantar sin hombres. de hecho, ya no hay leyes que valgan para nada. de modo que seamos las primeras en proclamar esta nueva oportunidad. A fin de cuentas, forma parte del esfuerzo en el frente interno para mantener alta la moral —añadió—. Simplemente con participar ponemos nuestro granito de arena en la guerra”.

La señora Paltry es comadrona y digamos que la ética profesional no es su rasgo más destacable.

Venetia y Kitty son las hermanas del fallecido Edmund. Venetia es muy guapa y parece que no hay joven en Chilbury que no esté enamorado de ella. A ella le encanta, pero parece que ha puesto sus ojos sobre el único que se le resiste y Kitty, su hermana pequeña vive a sus trece años completamente convencida de que se casará con Henry, un joven del que está enamorada, porque una tarde de picnic le prometió que se casaría con ella si le ayudaba a encontrar a Venetia. La pobrecilla se lo tomó de forma literal sin sospechar que Henry, como todos los demás, bebe los vientos por Venetia. El diario de Kitty aporta un punto divertido a la novela. Su "enamoramiento" y candidez consiguen arrancar la sonrisa del lector en más de una ocasión.

La verdad es que la lectura de "Las chicas del coro" ha sido muy agradable, es una historia que nos habla de quienes no pelean en primera línea, del miedo a no volver a ver a los que se han ido, del miedo a sufrir un bombardeo en cualquier momento... de personas que sin embargo no dudaron en hacer todo lo que estuviera en su mano para prestar ayuda a quienes lo necesitaran colaborando en lo que buenamente cada una podía. Es una historia que guarda secretos, que habla de amor en tiempos de guerra, de ambición y codicia, de amistad y sobre todo de esperanza.

La novela se hace muy amena no solo por el estilo de su autora, sino por los cambios de voces continuos y la cantidad de diálogos que llenan sus páginas. Creo además, que al lector le es fácil empatizar con la historia y con los personajes, al menos con muchos de ellos y si os pasa como a mí, al final del libro también habréis cambiado de opinión con respecto a alguno. He disfrutado de su lectura y por qué no decirlo de algunas de las canciones que interpreta este coro de mujeres que he buscado por internet en, evidentemente, otras voces.

“Dicen que esta guerra es diferente, pero un terror se adueña de mí cuando me atrevo a pensar en David ahí fuera, intentando mantener la cordura entre tanta sangre. Dicen que tenemos bombarderos y tanques y que no habrá trincheras como la última vez. Pero cuando cierro los ojos, solo escucho los insoportables gritos de dolor de hombres machacados por el colosal teatro de la guerra”.

Enlace: https://bitacorademislectura..
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