Donantes de sueño

La premisa está clara: la gente está dejando de dormir y para sobrevivir necesita que quienes aún tienen la capacidad de conciliar el sueño, se lo donen.

Partiendo de aquí, “Donantes de sueño”, de Karen Russell, es un libro que no puede dejar indiferente a nadie. Un libro incómodo, desasosegante, que crea incertidumbre en el lector y que genera la necesidad de llegar hasta el final para descubrir qué narices está pasando. Un libro “nocturno”, y no lo digo porque invite a leerlo de noche (abstenerse quienes tengan facilidad para desvelarse) sino porque, sin indicarlo en ningún momento, se tiene todo el tiempo la sensación de que la historia sucede en penumbra, a oscuras, bajo la luz amarilla de cualquier farola.

Tener sueño y no poder dormir, pocas cosas hay más terroríficas, salvo poder dormir y no querer por lo que puedas encontrar en tus sueños. Sin desvelar mucho, diré que se trata de una distopía que quizá no sea tan distópica, y no únicamente porque la carencia de sueño sea cada vez más real (mucha gente tiene problemas para dormir e incluso necesita medicarse para ello), también porque donde habla de sueño fácilmente trae a la mente VIH o covid, y narra esta pandemia insomne de una forma que se siente tan cercana, que parece copiada de nuestra reciente experiencia, habiéndose escrito unos seis años antes.

Una historia que, aunque está muy bien escrita, es de fácil lectura, remueve y contiene abundantes críticas veladas (o no tanto), me dejó un poco con las ganas de saber más, de conocer el desenlace de algunos personajes y más respuestas a mis por qué.

Un libro a tener en cuenta por lo diferente, lo entretenido y lo que contiene en su fondo, que es mucho y muy bueno a pesar de su corta extensión aunque, como digo, no me hubiera importado en absoluto que tuviera unas doscientas páginas más.