Una epidemia de insomnio sacude EEUU, las personas están desfalleciendo por no lograr conciliar el sueño y el número de muertes es preocupante. Un grupo de científicos encuentra la forma para que personas que duermen donen horas de sueño. El proceso es complicado similar a una transfusión de sangre. Trish la narradora, trabaja de reclutadora de donantes debido a su habilidad para relatar la muerte de su propia hermana. Trish descubrirá a un joven matrimonio con un hijo conocido como la Bebé A que resulta ser un donante universal. También está el donante Y el cuál donó una pesadilla que ha provocado la histeria. La autora nos plantea cuestiones existenciales interesantes sobre la ética y la moral no sólo de la donación de sueño, sino de cualquier donación. La Bebé A no puede dar su consentimiento pero a la vez está salvando vidas y yo me cuestiono: ¿Qué efectos contraproducentes le quedarán cuándo sea mayor? La Bebé A me ha dejado un poso agridulce ya que invita a reflexionar en la cantidad de transacciones que realiza el ser humano sin consentimiento, por ej; extraemos petróleo, minerales, talamos árboles, la venta de pieles de animales... Al final las personas se vuelven tan codiciosas que arrasan y lo destruyen todo. Ha sido mi primera incursión en un relato distópico y futurista que me ha parecido que retrata de forma directa, concisa y original la histeria junto al miedo que se desataría en una epidemia de éste calibre. Y sobretodo ha conseguido que me replantee aspectos que tendemos al olvido. |