La ventana de los cernícalos

Y es que la vida es esto... Lo que pasa es que no la vivimos tras el resguardo de una ventana, refugiados en el calor de una cocina. Estamos ahí afuera, buscando el sustento que nos permita ser lo más felices posible, o en ocasiones, lo menos desgraciados que se pueda.

Este libro me ha hecho sentir tantas cosas.... Y ese sentir, me ha hecho pensar tantas otras... Me ha agitado como una maraca y ha despertado pensamientos tan importantes y necesarios, que casi los había olvidado.
Cómo escribe Ana Ruiz Echauri , no os diré en qué momento; " Un mirador desde donde se podía admirar la grandeza de las pequeñas cosas".
Las historias paralelas de los cernícalos y de J, Me han reconectado con esta frase; La grandeza de las pequeñas cosas. He recordado la fortuna de ser quién soy.

Son dos historias que a simple vista nada tienen que ver, pero que se me han ido metiendo dentro, hasta los huesos, y que me han hecho mirar al rededor y ver cosas que ni sabía que estaban allí, pero que son importantes. Son historias con nombre propio, con ADN.

Además esta historia es en gran parte real, y hay mucha información que la autora, generosamente, deja al final para que podamos seguir a nuestros plumíferos protagonistas y podamos conocer y descubrir a J .

Es una escritura ligera y los capítulos vuelan. Se me ha hecho cortísimo aunque afortunadamente me ha recordado que a mí alrededor existen millones de pequeñas cosas esperando ser observadas.

En mi opinión, lo más importante de todo, es que me ha dejado sensación de un gran aprendizaje y positivismo.