Destrucción masiva: Nuestro hombre en Bagdad

Martínez y Bernal son dos miembros del CNI que trabajan en Bagdad, Irak, en el año 2000 y siguientes. Son años muy difíciles en los que Sadam Husein dirige el destino del país con mano de hierro.

Estados Unidos está convencido de que Sadam tiene armas de destrucción masiva y está buscando una excusa para declararle la guerra. El británico Blair y el español Aznar, se ponen de su parte. A pesar de que la mayoría de los demás países están en contra de la guerra, a pesar de que gran parte de la población de Gran Bretaña y España están en contra de la guerra…

El libro está basado en hechos reales pero narrado en forma de novela. Podríamos calificarlo como un true crime que nos habla de uno de los episodios más vergonzosos de la historia reciente de España. Porque, no spoileo ya que es historia, al final hubo guerra y tras ella se descubrió que no había armas de destrucción masiva.

Fernando Rueda, tras un tremendo trabajo de investigación en el que se ha empapado no sólo de los hechos sino también y sobre todo de quienes tomaron parte activa en los mismos, nos trae una novela que se lee como eso, como una novela. Pero que es también una lección de historia. La guerra empezó en marzo de 2003, hace justo 17 años por lo que la mayoría aún nos acordamos de lo que pasó. Pero las cosas se van diluyendo, se nos olvidan y al final nos quedamos con cuatro datos. Es importante recordar, aunque sólo sea como homenaje a las víctimas. Y no me refiero en este caso a las que murieron allí lejos sino a otras mucho más cercanas a las que no se les ha tenido el respeto que se merecen. La de unos hombres que se jugaron el cuello durante muchos años para empaparse de la situación real de Irak y así se la trasladaron a su gobierno (el español). Unos hombres que no fueron tenidos en cuenta y a los que no se les protegió lo suficiente. Y luego pasó lo que pasó.

La novela comienza unos años antes de la guerra cuando Martínez, un espabilado miembro del CNI llega a Irak dispuesto a cumplir con su misión: descubrir de qué armas dispone el gobierno de Sadam. Así como su antecesor y otros espías de otros gobiernos se conforman con hacer un análisis somero y superficial de la situación, Martínez no actuará así. Es un trabajador incansable y una persona responsable que cuando hace algo lo hace bien. Tanto él como su ayudante y luego amigo Bernal, que llega a Bagdad poco después, van a hacer bien su trabajo consiguiendo entrar en contacto con miembros de la Mujabarat (servicio de inteligencia irakí), clérigos chiítas, militares detractores del gobierno, etc… Y así, lograrán saber cómo es la situación real de Irak.

Veremos cómo viven allí, cómo es su situación personal (ambos están casados y tienen hijos), cómo consiguen hacer contactos, cómo se manejan en el día a día…. Toda esta parte es realmente apasionante.

Luego llega la guerra y Martínez y Bernal salen del país para volver a hacer su trabajo una vez terminada. Y aquí es cuando sucede algo trágico. No os voy a contar qué es aunque con googlear un poco podréis averiguarlo. Pero, por si acaso no os acordáis de lo que pasó, lo dejo en el aire y así , si decidís leer la novela, os pilla por sorpresa. Yo reconozco que no me acordaba bien del tema y por ello la última parte me mantuvo tremendamente tensa en espera de que ocurriese la tragedia que se mascaba.

Los personajes están muy bien trabajados. Especialmente Martínez pero también Bernal y algunos personajes secundarios (dentro del papel que tiene cada uno, obviamente). Os diría que está dotado de realidad pero es que es obvio: es un personaje real. El autor nos enseña cómo es, qué piensa, cómo trabaja, cómo ama. al final acabamos conociéndolo muy bien y sufriendo con él

La novela se estructura en cincuenta y tres capítulos de corta extensión más un epilogo de casi cien páginas. En los capítulos se narra la historia desde el momento en el que llega Martínez a Bagdad hasta que todo termina. Y el epílogo entonces, ¿qué cuenta? Pues un final alternativo. Todo lo que se cuenta en los capítulos está basado en la realidad, lo del epílogo no. Lo del epílogo es ficción, una alternativa que podría haber sucedido o no…

Es un narrador omnisciente quien nos va contando la historia. Con un lenguaje cuidado, el autor sabe mantener constante el interés, la intriga y la tensión (y eso a pesar de que son hechos ya conocidos). Aunque está basado en hechos reales, está escrito como si de un thriller se tratara y como tal se lee. Y, algo difícil de lograr en el género trhiller, llega a emocionar. Yo me metí tanto en la historia que me emocioné mucho en dos ocasiones

Conclusión final

Ha sido todo un descubrimiento este “Destrucción masiva”. Un thriller basado en uno de los episodios más vergonzosos de la historia reciente de la política española. Merece mucho la pena.
Enlace: https://librosquehayqueleer-..