Zíngara: buscando a Jim Morrison

La realidad nunca será tan interesante como un libro o una película. Partiendo de esa base podemos hacernos una idea a la clase de personaje que se nos pone delante de nuestros ojos. Un Jaime encerrado en su casa debido a su enfermedad y protegido con celo por sus padres, un niño que la única visión que tiene del mundo exterior es la que le dan libros que lee y las peliculas que con su proyector es capaz de visionar, por ello estamos ante un personaje que es la inocencia personificada, una inocencia envuelta en libros, unos libros donde el tiene su mundo, donde vive a base de convertirse en los personajes de los ejemplares que devora constantemente, mientras en una habitación cercana, la rebelde Julia sueña con escapar al mundo exterior (ella es hija de la una de las sirvientes del pazo donde viven, por lo que es la compañera de juegos de Jaime).

Con esto, puede llegar a pareceros que es una novela juvenil pero lejos de catalogarla así, yo creo que es una lectura para todos, puesto que los mayores recordaran una España de otro tiempo (Yo tuve un momento donde volví a tener 6-7 años y recordé esos taxis Seat 1500, glorioso el momento recuerdo, porque algunos recuerdos como estos, están enterrados en nuestra memoria y necesitamos golpes como estos para que vuelvan a nosotros). Su contenido no esta falto de enseñanzas, de moralejas, que cualquiera puede sacar sus conclusiones tanto jóvenes como menos jóvenes el caso es dejarse llevar por la historia y disfrutar de ella y de las peripecias y casos que su autor Salva Rubio pone en el camino de Jaime. En algunas ocasiones nos podremos parar de sonreír en otros nos pondremos serios (las menos) pero es de obligado cumplimiento, no perder detalle de todas las situaciones que van sucediendo a lo largo del viaje porque de cada una de ellas sacaremos enseñanzas.

Y es que todo el relato parece una historia normal, llena ejemplos de lo que es la vida que el lector tendrá que ir reflexionando y todo ello con una forma de narrar que utiliza el autor muy original. sin complicaciones, de forma desenfadada que capitulo tras capitulo hacia que la historia me gustase cada vez más y en ello ha ayudado mucho la forma de escribir de Salva Rubio que me ha parecido magistral, en todo momento parece que acompañamos a Jaime en su viaje, que nos habla, que nos tutea e incluso ironiza con nosotros, todo ello provocando un acercamiento aún mayor a la novela. Hubo un momento en que la lectura me recordaba a otra que en mis tiempos de carrera universitaria había leído y estuve dándole vueltas hasta que recordé el libro en cuestión. Me ha recordado a El Cándido de Voltaire, por supuesto, con todos mis respetos para el autor y siempre siendo este un comentario subjetivo y personal.

La historia en algunos momentos me ha parecido un magnifico guión que llevar al cine (si esto ocurre alguna vez, espero que se le haga justicia), una autentica Road Movie que hará las delicias de quien se acerque a este libro para pasar un buen rato, recordando las pesetas, reclutas vestidos de caqui regresando a sus casas en los trenes y la España de gitana flamenca y toro encima del televisor Grundig. Todo ello disfrutando de la mano de Jaime, un niño algunas veces un poco redicho y lector voraz, que ha vivido miles de vidas en los libros y que ahora le toca vivir su vida en el mundo real donde aprenderá y nos enseñara que no todo es lo que parece y que muchas veces lo que lo que menos te gusta y quien menos te gusta, es con lo que más aprenderás y quien más te ayudara.

¿Algún pero que poner a la historia?. Bueno quizás la forma de actuar algunas veces de Jaime, cuesta ver a un niño de 15 años que no ha salido nunca de su casa y con una muleta recorriendo esos caminos de la forma que él lo hace. Aunque si es verdad que es de personalidad fuerte, estas reticencias queda eclipsadas por un disfrute asegurado de la novela.

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