Eséntica

Si ya me quedé fascinada por todo el mágico mundo que Mercé Roselló creó en “Ánima Libre”; en “Eséntica” (segundo libro de la saga “Las lágrimas de Kirena), hay una auténtica explosión de este space opera tan particular. Además, empezamos a comprender mucho mejor toda esa trama más profunda en torno a una cosmogonía de dioses que de momento solo dibujábamos en nuestra mente, pero cuyo calado todavía se nos escapaba. En esta segunda obra el universo se expande, conocemos más particularidades acerca de los diferentes mundos y razas que los habitan y por supuesto también hay muchísima más acción. En el anterior libro me daba la sensación de que contábamos con un final en que los diferentes personajes iban tomando posiciones para comenzar la verdadera historia, pero la autora todavía tiene el acierto de jugar con nosotros sin que podamos anticipar los diferentes acontecimientos.

Viajando en la Ánima Libre, Katisa va en busca de Rala, la antigua amiga de su madre. Sin embargo, incluso siendo aceptada por la hacker y en un entorno teóricamente seguro, Kat deberá cubrirse las espaldas ante la sombra de la posible traición y de una persecución cuya explicación desconoce. Por su parte, Yeirek, tras los infaustos acontecimientos que viviera la Hermandad de Portadores, tampoco encontrará la tranquilidad en su anonimato y pronto deberá seguir la inquietante pista que parece ligarle a la intrigante figura de Aldo Deni.

La madurez y evolución general de los personajes en esta obra es sencillamente impactante (sin llegar a ser descabellada puesto que cada cambio tiene su explicación). Este libro comprende acontecimientos más extendidos en el tiempo y hay saltos de diferente duración que nos llevan a abarcar muchas más aventuras en diferentes contextos. Por fin se nos ofrecen alguna de las claves de ese vínculo tan especial que une a los dos protagonistas desde el comienzo y tenemos muchas más piezas de ese puzzle que enlaza la historia más mitológica con la trama de intriga política, persecuciones y acción en general. Hasta el momento, aunque veíamos algunas conexiones, sí que es cierto que parecían dos argumentos muy separados y me ha encantado ver cómo todo se va aunando de una manera verdaderamente redonda.

Lejos de vislumbrarse ya un final, observamos un trasfondo cada vez más profundo, una historia en la que estoy deseando ahondar y de la que desconozco completamente cómo puede evolucionar. Este es precisamente otro de los elementos que más me están gustando de la saga, la impredecibilidad de todo lo que sucede. Y es que la autora ha demostrado no tener ni un poquito de piedad con el corazón de los lectores, pero me encandila precisamente que no tienda únicamente a agradar sino a ser coherente con la propia historia que se está contando y, por qué no, también a mantenernos en estado de alerta con esa inseguridad hacia lo que pueda ocurrir. Finalmente, cabe señalar que el desenlace de este libro es incluso más atractivo que el del anterior, por fin vemos un objetivo claro para los personajes y muchas otras aventuras y misterios que nos esperan en la próxima novela.