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Crítica de Bren


Bren
26 October 2018
Antes que nada quiero agradecer a Editorial Caligrama que a través de Penguin Random House me hicieron llegar este libro.

Voy a comenzar citando a la misma protagonista de este libro que cierra su narración de esta manera:

"Esta historia es real. Quizá no sea la más desgarradora, pero tampoco es la más fácil de contar."

Y es que habiendo tantos libros y tantas historias de personas que han sufrido guerras y en particular, como en este caso, la II Guerra Mundial, si, las hay desgarradoras y tristes, esta es una más de esas muchas que existen, no voy a ser yo quien diga si es más triste o menos triste que otras porque cada una de ellas las han sufrido personas reales.

Frania es una niña de 17 años Polaca que se ve inmersa en una guerra que a ella no debería tocarle, nada tiene que ver con quienes la pelean, con quienes quieren más tierra, con odios mal dirigidos, pero un buen día en medio de la noche, soldados rusos llegan a su casa y le dan a ella y a su familia 15 minutos para desalojar y son llevados en calidad de prisioneros a un campo de trabajo a Krasnoiarsk en Siberia, a un GULAG, allí pasa dos años de su vida, hasta que Rusia rompe relaciones con Alemania y se pasa del lado de los aliados, así un buen día, a Frania y su familia les dan la carta de liberación y empieza su largo peregrinaje y unos largos años como refugiados en varios países.

La historia de los refugiados, que a pesar de lo que muchos creen, no es nueva, tantos años, tantas guerras, tanta gente inocente que termina por pagar los costes de las mismas.

Tantas historias desgarradoras, de dolor, de pérdida, de soledad como la de Frania te parten el corazón.

Sin embargo y a pesar de toda la crudeza de la historia, no es sino casi hasta el final que me han saltado las lágrimas de emoción, ¿cómo no hacerlo? Leer la descripción de una refugiada que ha pasado los últimos años de campamento en campamento, recibiendo la ayuda y migajas que les han podido y querido dar en diferentes países y que porque no les quedaba mucha más opción termina en un barco rumbo a México, un país en el que Frania pensaba solo había gente con penachos y taparrabos y resulta que los casi 2 mil refugiados polacos fueron recibidos con música, cantos, fiesta, comida, abrazos, amor, cariño, una hacienda de 300 recamaras y otras 200 habitaciones, puesta en forma solo para recibirlos a ellos, con la facilidad de tener una escuela, un teatro, educación y trabajo.

Solo unos pocos se quedaron en México, la mayoría se fue a Canadá, Estados Unidos o decidió regresar a su Polonia natal, no Frania, ella se quedó en México, tuvo hijos, nietos y bisnietos mexicanos.

Me fue inevitable emocionarme con esta historia, una de muchas.

El libro es muy corto, se lee muy rápido y muy fácil, puede ser que haya quien piense "otro libro más de víctimas de la II Guerra mundial" pero tengo que decir que a pesar de ser exacto en la narración de hechos, corto, sin grandes pretensiones, sin novelar, es un libro muy sentido y que me ha gustado mucho.

Enlace: https://www.librosylecturas...
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