El chico del cartón de leche

Miles de personas desaparecen al año en España, millones en el mundo, y la gran mayoría de ellas son niños y adolescentes.

S.D. es una adolescente que ha desaparecido en Jávea, Saúl Oliver es un escritor que alcanzó su fama con solo una novela, un gran best seller en el que el tema principal es la desaparición de un niño.

Las vidas de estos dos personajes tendrán un punto de unión en "El chico del cartón de leche".
El título y la portada de este libro nos sugiere algo que por desgracia sucede cada día. Las desapariciones de niños. En EEUU el número de desaparecidos se dispara y en los años ochenta se empezó a imprimir en los cartones de leche la cara de la persona desaparecida para dar mayor difusión a la noticia. de ahí el título de este trabajo de la autora Irene Rodríguez Aseijas.

"El chico del cartón de leche" podría clasificarse como novela, porque es ficción, pero tiene mucho de ensayo. La autora ha construido unos personajes y una historia ficticia en un entorno real.

La historia comienza con una chica, S.D. que le habla al lector en primera persona. Está secuestrada, no sabe dónde está, le duelen las heridas. La autora se pone en la piel de la adolescente y logra transmitir su horror y su desesperación. Un principio de historia potente que logra erizar la piel.

La parte novelada de "El chico del cartón de leche" va a cargo de Saúl Oliver, un escritor que alcanzó la fama con un solo libro, una novela que la trama principal narraba la desaparición de un niño.

La trama tiene pocos personajes, pero los que hay, están muy bien construidos. El personaje de Saúl está muy bien perfilado. La autora ha plasmado en él la obsesión, la angustia y la culpa con la que viene cargando durante años, cuando un suceso trágico le trastocó la vida. Esto ha condicionado toda su vida, desde el ámbito personal al profesional, no dejándole ser feliz, haciéndose un sinfín de preguntas. Un paquete llegado a su domicilio fuerza la situación y hace que Saúl reviva aquello que durante años le atormentó.

Irene Rodríguez Aseijas ha logrado transmitirme la desesperación y el pánico que puede sentir una persona que ve cómo casi de su lado desaparece un ser querido, y si es de un niño pequeño, ese sentimiento se ve más acentuado. Aquí podemos sentir ese horror e incertidumbre que vemos en programas de televisión a esos familiares que se ven de un momento a otro sin ese hijo, sin ese hermano, el vacío que dejan en la vida de sus familias. Siempre nos preguntamos a dónde fue o quién se lo llevó y en la mayoría de los casos nunca hay una respuesta. Son personas que con el tiempo, al no haber nuevas pistas, ni testigos, caen en el olvido de los medios de comunicación, solo sus familias siguen esa búsqueda desesperadas.

Hasta aquí la parte novelada, la ficción. La parte real viene de la mano de Saúl cuando nos presenta, en forma de informes, una serie de casos reales, entre ellos el de Etan Pazt. Este chico desapareció en Nueva York en el año 1979, tenía seis años y se le perdió la pista en los apenas cien metros que había desde su casa hasta la parada del autobús escolar. Etan fue el primer niño desaparecido cuya cara apareció en los cartones de leche de los hogares estadounidenses.

Este y otros tantos casos reales son presentados por la autora, mezclando así ficción y realidad, dando un toque distinto al estilo narrativo de Irene Rodríguez Aseijas. Para mí ha sido un acierto leer a esta autora.

He de decir que en este ejemplar en encontrado algunos errores tipográficos en la edición y algún fallo en la historia, sobre todo concordando algunas fechas.

En resumen, "El chico del cartón de leche" ha sido una lectura absorbente, una historia que me ha picado mucho la curiosidad por saber qué pasó con esos niños desaparecidos tantos años atrás, todo esto aderezado con una prosa ágil y sencilla. Sin duda lo recomiendo.
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