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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
16 March 2018
Creo que a lo largo de mi andadura por Netherfield ha quedado claro que voy más perdida que un elefante en una cacharrería en cuanto a best sellers, superventas y demás... No he leído a muchos de los autores que todo el mundo conoce, y de hecho muchas veces ni siquiera he oído hablar de los propios escritores. Algo así me pasaba con Armando Rodera (que me perdone), así que que cuando se me presentó la oportunidad de leer la novela que tantas alegrías ha dado a este autor, con una nueva edición a cargo de Amazon Publishing (en primera instancia fue autopublicado), pues eso, que las oportunidades las pintan calvas.

Una serie de asesinatos comienzan a sucederse en las zonas de Extremadura, Madrid y la propia sierra madrileña, pero sus peculiares características y escenificaciones pronto hacen saltar las alarmas de que no están ante un asesino en serie "normal". El caso recae sobre la Policía Nacional y la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil), y particularmente sobre dos agentes: el inspector Bermejo, cincuentón de la vieja escuela que está pasando una mala racha tanto nivel personal como profesional, y el sargento Roncero, joven, inteligente, licenciado en psicología, centrado, observador y al día de las nuevas tecnologías. Ambos intentarán dar caza al asesino, que pronto se nos presenta con el nombre en clave de Jasón, aunque en un principio les resultará difícil comprender los mensajes que les manda a través de sus cruentas escenografías. Además, no puede faltar en la trama la femme-fatale de toda novela negra clásica que se precie, y en este caso viene de la mano de la periodista Miriam Monfort, a la que se nos describe como un bellezón a la caza de la noticia y con un pasado en común con el sargento Roncero.

Con todos estos ingredientes, resulta evidente que estamos ante una novela negra al uso, con tintes de thriller policíaco, en el que un psicópata mantiene en jaque a varios de los Cuerpos de Seguridad del Estado, estableciendo con ellos un juego psicológico en el que el asesino se siente intelectualmente muy por encima de sus perseguidores, y donde pronto las cosas empiezan a tornarse personales por ambas partes.

Cuando digo "al uso" realmente hablo de la actualidad, porque yo diría que cuando se publicó originalmente esta novela, allá por 2011, no era habitual este planteamiento dentro de la literatura de género en España. El concepto de la historia es muy de novela negra anglosajona, o incluso nórdica, y diría que ahí radica el éxito que ha tenido desde aquel momento dentro de la literatura en castellano.

Volviendo a la trama, la narración se divide en tres partes diferenciadas que se van alternando, siempre con un narrador omnisciente. Por un lado tenemos la parte de la investigación, con Roncero y Bermejo a la cabeza, y la presencia de Miriam para dar el toque femenino; por otro la del asesino, donde nos narra sus andanzas y vamos conociendo datos sobre él; y por último el que de primeras cuesta más ubicar, un camionero que tiene pesadillas recurrentes en las que presencia macabros asesinatos... pero no como espectador, sino como si él mismo fuese el autor de las matanzas, y que naturalmente son los asesinatos que comete nuestro Jasón. de hecho, el autor nunca narra el modus operandi de los asesinatos en las partes protagonizadas por el propio psicópata, sino que lo que sabemos sobre ellos lo averiguamos precisamente gracias a las pesadillas de este camionero.

Por tanto, la trama sigue los estándares de este tipo de novelas, en la que buenos y malos se reparten el cotarro. Tenemos a Jasón haciendo de las suyas y además teniendo la suerte de cara para que todo le salga como él quiere, y tenemos a Bermejo, Roncero y Miriam tras él, unas veces con más acierto que otras, y donde Roncero es realmente el único que parece poder estar la altura de su oponente. También aprovecha el autor para hacer hincapié en el papel que juegan los medios de comunicación ante determinadas noticias, anteponiendo la primicia y el ser los primeros en contar algo a la seguridad de futuras víctimas o la investigación policial en curso.

A pesar de que la estructura en sí no es novedosa (al menos no a día de hoy, tal y como comento arriba), hay algo que no se le puede negar al libro: se lee de una sentada, y sus casi 450 páginas apenas te duran un suspiro entre las manos. Conforme avanza la historia vamos conociendo más sobre el duro pasado de Jasón, sobre lo que le hace comportarse así, y sobre lo que busca conseguir gracias a estos asesinatos y sus posteriores recreaciones y escenarios, de los que no comentaré nada más porque la propia sinopsis, acertadamente, lo omite. La motivación del asesino, o lo que hay detrás de cada asesinato, es original y está muy currado. La identidad real de este asesino en serie realmente es imposible de averiguar hasta que se desvela porque... bueno, porque es imposible de averiguar salvo que seas adivino, lo dejaremos así, pero no desentona.

Sobre los dos agentes de la ley, aunque de primeras se pueda pensar que van a repartirse el protagonismo y su peso dentro de la investigación, llega un punto que Bermejo desaparece un poco y es Roncero quien, gracias a sus idas y venidas con Miriam y su mayor capacidad para meterse en la cabeza del asesino, se lleva la palma en cuanto a presencia en la historia. La sangre joven barre de un plumazo a la vieja, y el pobre Bermejo está un poco a verlas venir, y quizás por ello esté más desdibujado como personaje que Roncero. Son personajes algo estereotipados, no destacan por nada en especial, pero se compenetran bien, que es lo que cuenta.

De todos modos sí que me veo en la obligación de recalcar el punto que más flojea de la novela con diferencia y que menos me ha convencido, y son los diálogos; no son naturales ni creíbles, y más si nos movemos en el ambiente en el que nos movemos durante toda la trama. Nadie habla así, tan impostado, y menos en conversaciones coloquiales o entre dos profesionales como son un guardia civil y un policía en plena investigación en pos de un psicópata. Además se abusa de ciertas expresiones que, palabra arriba palabra abajo, se repiten a lo largo de toda la trama. No sé si El color de la maldad fue la primera novela del autor, pero sí que imagino que estos fallos se habrán ido puliendo en sus obras posteriores. Que no es algo que perjudique en absoluto a la hora de leer y engancharte al libro porque la historia en sí lo compensa, pero hace que el conjunto cojee porque es tan reiterado que es difícil pasarlo por alto mientras lees.

En definitiva, una vez leído resulta fácilmente comprensible el éxito que ha tenido El color de la maldad desde su publicación. Es un libro que entra solo, que engancha, y que bajo mi punto de vista podría ser todavía mejor si los diálogos fuesen más naturales y acordes al contexto, menos remilgados. Aun así, como digo, lo coges y no lo sueltas hasta que lo terminas... ofrece lo que promete, y sabe mantenerte expectante. Me apetece mucho ponerme con El aroma del miedo y ver en qué punto se encuentran Bermejo, Roncero y Miriam, enterarme de qué va el nuevo caso, y comprobar si ha mejorado lo que yo creo que en esta novela es mejorable.
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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