La desventura de Isabel II

A Isabel II le sucede lo impensable en 1868. Tiene lugar la revolución, popularmente conocida como La Gloriosa, y la hija de Fernando VII se ve obligada a emprender el camino del exilio francés acompañada de su familia. Quedan atrás los palacios, las joyas y los estrambóticos personajes como Sor Patrocinio, la Monja de las Llagas, o la reina viuda María Cristina, su duque de Riánsares y todos los muñoces habidos de su unión, tan provechosa.

Aunque, en realidad, de su madre no se libra Isabel ni en el Palacio de Castilla, su residencia parisina, ya que sus conspiraciones y presiones son una constante, al igual que sus viajes y lujos. Tampoco descansa de los disgustos que le provoca su consorte, Francisco de Asís, quien cobraba por presentar en bandeja de plata a los bebés regios. Después de todo, no podían ser suyos, dado que sus inclinaciones eran otras.

Alfonso, entonces un joven Príncipe de Asturias, es la propuesta familiar ante los dos pretendientes alternativos al trono español: Carlos de Borbón y Austria-Este, nieto del fundador de la causa carlista y el duque de Montpensier, padre de la futura -y malograda- reina Mercedes. La política vence la primera mano y Prim logra imponer al extranjero Amadeo de Saboya, tan poco entendido y valorado por nuestra historia.

Este viaje que comienza con los últimos días de veraneo cantábrico de la aún reina, fluye de manera amena en las páginas de Las desventura de Isabel II (La Esfera de Los Libros, 2023), de Carlos Reyero Hermosilla. Un documental basado en hechos históricos que recoge la esencia de una época perdida, llena de intrigas y luchas por el poder, que no debería caer en el olvido.
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