Todo esto existe

Esta lectura ha sido completamente una sorpresa. de estos libros que coges porque te gusta la portada porque hace juego con el título: una niña de espaldas a la que se le cae el abrigo, caminando sin rumbo en lo que parece un lugar hostil, y a esto lo llamamos “Todo esto existe”. Pues nada, para adentro, me lo compré y leí en tres días.

Nos vamos a Ucrania, concretamente a 1985. Alexéi, un director de instituto al que le acaba de dejar la mujer, se abandona a la bebida al acabar la jornada laboral mientras va lidiando con un nido vacío; Irina, una chica de dieciséis años que va al mismo instituto. Callada, taciturna y por la que no es difícil adivinar que tiene problemas en casa. Por causalidades de la vida o más bien, circunstancias, alumna y profesor terminan viviendo bajo el mismo techo: la casa de él, quizás llenando el uno el nido del otro.

Es una historia espectacular, a ritmo lento, eso sí. Aquí no vamos con prisas porque la miga está en los detalles, las conversaciones entre ellos, lo que parece, dice y lo que realmente significa este extraño vínculo. Me ha parecido una historia preciosa, llena de ternura y necesidades humanas.

En esta única novela de Íñigo Redondo, nos habla del significado de la familia, de madurar, de la soledad y el apego. Nos regala una narrativa clara, intuitiva a la que no le sobra nada, para ponernos en la piel de estos dos personajes, y finalmente irrumpir la burbuja con un hecho histórico sucedido en la época, que azotó con fuerza a los habitantes, dándole un desenlace y final enternecedor, duro y silencioso.

Ha sido una de mis mejores lecturas del año, y lo que más me ha gustado es que ni lo esperaba, fui a ciegas totalmente. No he visto nunca este libro reseñado, y me extraña muchísimo.

Recomendable cien por cien para quienes les guste de leer la intimidad ajena y observarse la propia, y para quienes desean mirar las almas de cerca.