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El tema de la muerte es algo tabú incluso para los adultos, no es algo de lo que la gente quiera hablar, a pesar de ser algo natural e inevitable. Si lo trasladamos al mundo infantil es aún, si cabe, peor. ¿Cómo contarle a un niño que se va a morir, o que una persona cercana a la que quiere con locura se va a morir? Pues no, no es nada fácil. Este libro habla de ese momento en el que un niño se enfrenta a la muerte de otro, algo tan antinatural que da un poco de pavor, sin embargo ignorarlo no ayuda mucho. Jette, la protagonista, acaba de cumplir diez años, dos cifras, y hace un año que su hermano pequeño, Emil, murió tan solo con seis años, una cifra. ¿Cómo puede alguien morirse con una sola cifra? La pequeña rememora acontecimientos del pasado, cuando su hermano todavía vivía, a la vez que se enfrenta a los días posteriores a su muerte. Pintar nubes negras o hacerse preguntas sin descanso puede ser una buena forma de sobrellevar el duelo. Una historia muy tierna que puede ayudar a quienes estén pasando por una situación parecida. Dejar llorar hasta no poder más, satisfacer la curiosidad de saber si los peces pueden dormir, o pasear bajo la lluvia, cualquier cosa para hacer el camino más llevadero. Muy recomendable. |
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