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"Cuentan las estrellas, que en una noche lluviosa, nacerá la niña de los ojos grises. Y que la luz de esos ojos será tan poderosa que todos los seres oscuros quedarán cegados por su resplandor, y la llama roja que les alumbra desde su trono se apagará para no volver a encenderse jamás". Una profecía. Una adolescente que un buen día descubre que su padre en realidad no es su padre, sino su secuestrador, y que ella procede de un mundo mágico al que debe volver a todo correr si quiere conservar la vida y estar del bando correcto en la guerra que sacude a este otro mundo. Es una novela juvenil de casi 700 páginas que, no obstante, me he leído en solo cuatro días. Es sin duda una prueba de lo ágil que es la historia y de que sabe captar la atención a la perfección pese a partir de una premisa que puede sonarnos bastante. Pero la historia consta de su propio toque original y de unos personajes con los que una se encariña rápido. Por un lado tenemos a Neesha, la protagonista, que me ha caído bien y me ha despertado mucha simpatía por todo lo que le toca pasar en poco tiempo. Luego está Ehro, el joven misterioso que le desvela la verdad sobre su vida y su identidad. Es fácil cogerle cariño, porque es un personaje recto, honorable y adorable. Si bien hacia el final me ha parecido que la trama desaceleraba un pelín demasiado, en general es una historia que se lee sola, con cierto aire de misterio a lo largo de todo el libro y que cuenta con un par de giros potentes que me han dejado muy sorprendida. |
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