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No puede negarse que la imaginación de Byrne se encontraba en su punto álgido cuando tomó las riendas como autor total en esta saga. Con un dibujo soberbio y unos guiones estimulantes, el grupo comandado por Reed Richards se enfrenta en este primer tomo a enemigos de la talla del doctor Muerte y Galactus. Lo único que se le echa en falta es un poco de profundidad a los textos, algo que se percibe en contadas ocasiones como en la entrevista a Sue Richards, un fuerte alegato en favor de la valía y la fuerza de los personajes femeninos en el cómic superheroico. A las ya citadas dagas de Galactus y Muerte, yo acompañaría también el capítulo en el que Franklin es conocedor de todos sus temibles poderes mutantes. Un cómic muy estimulante, que sinceramente me hubiese encantado leer en 1983, año de publicación, porque hubiese sido una bomba en mi cerebro. |
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