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Brubaker y Lark se ajustan el uno al otro con una precisión de relojería suiza para tomar el testigo de Bendis en una serie que se ha convertido, en los últimos años, de lo mejorcito y más sobrio que hay en género superheroico. Partiendo de una premisa compleja, con Murdock en prisión acusado de ser Daredevil, a lo largo de este tomo con arco cerrado, Brubaker teje a su manera, con lentitud pero sin dejar de lado la acción y la violencia, logrando atrapar al lector en la sensación de opresión que el protagonista siente al verse encerrado con centenares que presos que desean verlo muerto. Puro noir en cómic, y aunque prefiero al Ed Brubaker más independiente (hay que recordar que estas series se las encuentran encorsetadas por la continuidad), cualquier viaje de la mano de este tío siempre es un bien viaje. El dibujo de Michael Lark es simplemente espectacular, aunque no me sorprende porque ya lo conocía de Gotham Central. Recomendado. |
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