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Ha sido... guau. Me ha dejado el corazón muy calentito durante el tiempo que he tardado en leerlo, me ha dejado tan absolutamente encandilada de cada pequeño detalle, de sus personajes, del patinaje artístico, de la evolución que hay en la protagonista, es la amistad tan preciosa que hay en sus páginas, en lo cozy que es todo... Jo, y eso que también se muestra la cara cruel de ser "famoso", me sorprende que en un deporte tan minoritario haya tanto odio, tanta competitividad detrás de algunos fans, así como la nada apacible relación de la protagonista con su madre. Estos dos aspectos también han conseguido romperme el corazón en más de una ocasión: algunas por el asco que he sentido y otras por la impotencia. La trama es sencilla y no sabría decir qué es lo que lo convierte en una historia tan preciosa. Principalmente, creo que Ari se ha quedado con un trocito de mi corazón por su tenacidad, por no darse por vencida, por labrarse su propio camino incluso a través de los baches y las mierdas que echaba su familia, de salir renovada, con una evolución brutal en su carácter y viendo cómo avanza a pasos agigantados lo que le impidieron avanzar antes. La rivalidad y el amor entre hermanas es tan... jo, tan real y cruel y bonito y... Jo, sin más. Me encantaría hablar de uno de los personajes más importantes de la novela, pero por la longitud del libro no aparece hasta bastante más avanzada la historia, así que mejor me guardo su nombre, pero ha sido lo más bonito de esta historia, junto con la relación que surge. No todo es perfecto, también hay dramas y un poquito de dolor, pero creo que no puedo enfadarme. Si tuviera que definir el libro en una palabra, sería: salseo. Pero salseo del bueno, de ese que mantiene pegado a las páginas, queriendo avanzar a trompicones, pero a la vez sin querer saltarte ni una sola coma. Es de agradecer que Alena tenga una forma de escribir tan bonita y a la vez ágil, por no decir que agradezco por mil que tenga más de seiscientas páginas. Me habría tragado otras mil muy gustosamente. Una lectura fría como el patinaje, cruda como la realidad y tan acogedora como una tarde de manta y chimenea. |
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