Tiene un problema serio con las comas: oraciones larguísimas, de varios renglones a veces, sin una coma y haciéndote perder el sentido de la frase. Más allá de eso, y leyéndolo en plena invasión a Ucrania (el libro fue escrito en 2009), es tremendamente revelador y no se puede menos que alabar la facilidad con la que Pomeraniec explica pormenores de la política y la sociedad rusa, y su parecido a ciertas rasgos argentinos. |