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La música del pantano es una novela corta de fantasía oscura con tintes de terror que, a pesar de tener un ritmo que no es especialmente trepidante, se lee con facilidad al poner el foco en las escenas importantes y sin recargar en exceso la narración con detalles superfluos. Me ha parecido muy curiosa su estructura, sin seguir un hilo temporal completamente lineal, de tal manera que difícilmente se pueden catalogar las escenas como pasado, presente o futuro, pero quedando siempre muy claro el orden de estas. de esta manera como lectores vamos creando conexiones entre las diferentes escenas a priori inconexas, hasta desembocar en un final que logra sorprenderte. Debo decir que los personajes se me han antojado algo distantes y no he logrado acabar de conectar con ellos. Puede que en parte sea debido a la extensión de la obra. A causa de ello, también se me ha quedado un poco fría la relación que se forja entre ellos. Sin ninguna duda, la ambientación me ha parecido el mayor punto fuerte de la novela. Todas sus páginas, incluso aquellas que narran escenas más cotidianas, transmiten un aura de misterio que te envuelve. Desde el primer momento se dispara el nivel de tensión, obligándote a mantenerte en guardia, desconfiando de todo y de todos y temiéndote lo peor. E incluso cuando llevas todo el libro preparándote, cuando te crees que estás mentalmente listo para todo lo que te echen encima, un giro final lo revuelve todo. Es de admirar la manera en la que la autora logra que en tu mente se quede la imagen de un bonito paisaje, digno incluso de visitar, a pesar de lo turbios que son los sucesos que en él acontecen. Si os gustan las tramas oscuras, leer La música del pantano en una tarde tormentosa, con el sonido de la lluvia de fondo y acompañando la experiencia con una bebida caliente, puede ser para vosotros un buen plan. |
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