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“Cicatrices de Charol” es una novela ambientada en la España inmediatamente anterior a la Guerra Civil. Podría aparecer, tras decir eso, que esta es “una novela más de esa época” pero nada más lejos de la realidad. Cuando parece que no se puede conseguir un nuevo enfoque, Berta Pichel consigue mostrarnos a unos personajes muy bien dibujados y, a menudo, repletos de claroscuros y contradicciones porque (la vida es así) las cosas no siempre son blancas o negras. La protagonista, Nía, es un personaje en constante evolución, rodeada de un entorno que le hará descubrir la vida con sus luces y sus sombras, un renacer no siempre fácil con la mirada puesta en una realidad en tiempos oscuros. La autora consigue describir el mundo interior de Nía y el de su entorno de una manera muy comprensible para el lector, incitándole a poner en práctica su lado más crítico, permitiéndole observar las razones de sus comportamientos con los que no siempre es fácil (ni siquiera necesario) simpatizar ni compartir. Lejos de intentar justificar a los personajes, la autora muestra los hechos desde el punto de vista de cada uno de ellos, y permite que sea el lector el que valore y se identifique, o no, con los hechos. Es por eso que “Cicatrices de Charol” engancha desde el principio, desde la presentación de los personajes, porque la acción transcurre ágil, porque la evolución de los personajes atrapa y no deja apartar la mirada del papel. Los capítulos son breves y esto favorece que la lectura fluya a lo largo de una historia que el lector conservará en su mente después de cerrar el libro. Muy recomendable para todos aquellos a los que les guste leer y quieran adentrarse en la época en la que transcurre la novela de forma amena pero también madura, con una documentación tras cada frase que deja patente la gran dedicación de la autora y su gran conocimiento de la historia, y su pasión por ella. |
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