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2,5/5 Tengo sentimientos encontrados con este libro. Me he sentido dividida durante toda la lectura por diversos motivos. El primero, sin duda alguna, ha sido la forma de redactar de este autor. He agradecido su formación, es decir, el hecho de que sea historiador. Los datos históricos que proporciona sumerge al lector en la historia que cuenta. Pero, al mismo tiempo, usa palabras complejas que, sumadas a la densa redacción (frases largas y párrafos extensos) hace que la lectura sea compleja. Y, por lo tanto, el lector irremediablemente se pierde. Segundo, dado que me he perdido en diversos ocasiones, no he llegado a comprender del todo la trama de Viktor. Con tantos personajes y tantos saltos no he logrado seguir su línea. En cambio, no me ha pasado lo mismo con Otto: su línea argumental ha sido clara y concisa. En mi opinión, creo que eclipsaba a Viktor, un error que suele darse a menudo cuando se cuentan dos tramas completamente distintas en el mismo libro en vez de centrarse en una. Tercero, los personajes. Sobra decir que el que más me ha gustado ha sido Otto. Sin embargo, he tenido la sensación de que todos los personajes se parecían entre sí. Todos sarcásticos, atrevidos, malhumorados la mayor parte del tiempo... Todos usan el mismo lenguaje malsonante. No ha habido ningún personaje en que su personalidad destacara por encima o que cada uno tuvieran rasgos diferentes. Cuarto, el final. Es cierto, como ya he dicho antes, que no he conseguido seguir del todo la trama de Viktor, pero reconozco que el giro final fue muy bueno. En cuanto a la trama de Otto, me habría gustado que fuera de otro modo. En definitiva, no sé si lo recomendaría. Tal vez a los lectores de espionaje les guste esta doble historia. Para mí, sinceramente, no ha sido. |
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