El tesoro de La Girona

Señor Pellicer, es usted un tacaño.



Ahora que tengo toda vuestra atención, me ratifico.
Y no me refiero al tesoro que esconde La Girona en sus astillas, cuyo mayor trofeo desvelaré sin cometer el delito más detestable de cualquier reseña.
El spoiler.

Lo haré en un humilde símil al MAESTRO valenciano que firma esta novela. Con el puño cerrado.
Migajas. Los restos del naufragio.

No soy capaz. El deseo de contarlo es más fuerte que la ilimitada paciencia de la que carezco.
En realidad lo que demuestra el autor es generosidad.
Y talento.

La obra que nos ocupa es arquitectura digna de los dioses. Su construcción es admirable y la utilización de los múltiples recursos que Pellicer tiene a su alcance, impecable.

Por ejemplo:

La introducción de leyendas y descripciones de paisajes en grandes galopadas para que estas ocupen el espacio temporal que requieren y el camino se nos haga ameno.

Los flashback o pequeños saltos temporales que obedecen, casi siempre, a conversaciones de pasados tormentosos entre los diversos personajes, lo cual facilita el seguimiento de las tramas y subtramas.

Y, por supuesto, la dosificación a la hora de desvelar los datos importantes, generando avidez y ansías en un lector entregado desde sus primeras páginas.

El tesoro de la Girona no es una novela ni de barcos, ni de riquezas. Es la historia de un naufrago, Joan Mateu, miembro de la malograda armada española derrotada en aguas británicas en 1588.

Nuestro protagonista acabará con sus huesos en Irlanda, donde *una aparición Mariana" nos abrirá las puertas a unas tierras llenas de clanes, ambiciones, codicias y traiciones.

Rudos, pero no tan salvajes como nos contaron, irlandeses y escoceses tratan de resistir la tiranía religiosa que la reina Isabel pretende imponer en sus territorios.

Pero también es un relato de amor y de la difícil convivencia que este tiene con las deudas del pasado, las dudas del presente y los deseos de venganza.

Un libro que recorre bellos acantilados donde el romper de las olas se mezcla con el susurro de leyendas, baladas y whisky, pero también un pequeño homenaje a la Valencia del autor, a su comarca y a sus arraigos.

Por no hablar del elenco de personajes que acompañan a Mateu en este accidentado viaje en busca, ante todo, de una paz interior que abrasa como el mismísimo infierno.

Pero:

No sería honesto si dijera que todo ha sido de mi agrado. Hay una cuestión puramente subjetiva, que me restó un poquito y de la que no debo hablar, pues hacerlo supondría desvelar demasiado.

En cualquier caso no puedo más que rendirme a los pies del verdadero tesoro de la Girona, que no es otro que Javier Pellicer, su prosa, y su envidiable construcción narrativa.

¡Un placer volver a tus letras!