Todo un descubrimiento, ¡no puedo decir otra cosa! Una novela cortita perfecta para acompañar estas tardes de primavera, entretenida, intensa, tierna, divertida y a la vez un tanto triste. En esta novela la autora nos habla de las marcas que nos va dejando la vida, y las que a la vez vamos dejándoles a los demás; nos habla de prejuicios, de errores, de amor y de ansias de libertad. Me ha gustado mucho el contraste entre el inicio de la novela, donde encontramos un Roberto más infantil, inocente y vulnerable, y el tono final ya más adulto, más crítico con la vida, más realista y quizá también más decepcionado con ella. Si algo me ha enseñado esta novela es que a veces las cosas no son como parecen, que más allá de cada persona y de sus errores, detrás de los prejuicios y las apariencias, hay una historia que no conocemos, un cómo y un por qué que en la mayoría de las ocasiones no tiene nada que ver con lo que imaginamos, y que la vida no siempre nos brinda todo lo que esperamos de ella. Aún así, si se busca, si se pone empeño, a veces la vida, como el mar, trae de vuelta lo que se llevó un día. |