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Ha sido una lectura inesperada: una novela fantástica que se desarrolla en la Roma imperial. En realidad, el efecto es muy convincente; si estamos acostumbrados a la mitología clásica y la aceptamos con normalidad, no deja de ser verosímil si combinamos dicho escenario con la magia y los fenómenos extraños. Valeria, una joven patricia romana, está a punto de casarse con Druso, guardia personal del emperador de origen germano. Sin embargo, tras los primeros ritos de la ceremonia de enlace (que duraba varios días), el novio debe acompañar al emperador y muere en medio de una conspiración protegiendo al soberano. Valeria queda así en una situación jurídica muy compleja, pues no es oficialmente viuda pero tampoco está soltera. El matrimonio no ha sido consumado y ella pide ayuda a Hécate para conseguirlo. Druso vuelve de entre los muertos para unirse con su prometida, y esa noche de pasión será el desencadenante de un deseo irrefrenable en la joven. La novela, rica en mitos romanos, se enriquece con otros de origen moderno (el Golem o Frankestein, por poner dos ejemplos); además de estar muy bien documentada (para aquellos interesados en el período histórico es una fuente de datos), me ha parecido una inteligente reivindicación de los personajes femeninos (amantes, brujas, gladiadoras, vestales…). El personaje de Próxima Nigra me ha encantado, y ofrece una perspectiva distinta a la clásica bruja-celestina (los referentes literarios son claros). Personalmente, he disfrutado al principio de la novela (decae un poco el interés en la final) pero creo que volveré a leer a esta autora tan personal. |
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