En este tercer libro conocemos las idas y venidas de Alexander y Tatiana para tratar de compaginar su nueva vida en Estados Unidos después de la guerra. Una guerra que les han dejado huellas profundas a nivel físico, pero, sobre todo, a nivel emocional. Su amor es grande y basado en ello reconstruyen su relación, que ahora es de tres, con el pequeño Anthony. En la primera mitad del libro se dedican a huir de los horrores del pasado, luego a fortalecerse como una familia norteamericana promedio, con sus altas y bajas, y enfrentando de forma diferente las implicaciones de las nuevas guerras. Si bien me gusta el final, odie la posesividad de Alexander sobre Tatiana, y de cómo esta se lo permite a pesar de ser ella la fuerza de la relación, situación que todos a su alrededor reconocen claramente. Una relación un tanto tóxica que terminará impactando a Anthony y que repercutirá en el futuro de cada miembro de la familia. En fin, tiene amor, sexo, ansiedad, dolor, amistad, envidia y mucho más. Me quedo con el primer libro, los otros dos se pudieron resumir en uno solo. |