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Esta es la historia de dos hermanos, Maeve y Danny, su infancia, juventud y madurez unidas por la Casa Holandesa, el hogar donde se criaron. Cyril Conroy, el padre de ambos compró la casa como regalo para su esposa. Pero Elna, una mujer sencilla, es incapaz de soportar la vida en una mansión como aquella y acaba abandonando a su familia para entregarse a los más necesitados. Maeve, la hermana mayor, acabará por hacer las veces de madre para su hermano Danny, el pequeño. Entre ellos empezará a crecer un vínculo que se volverá indestructible cuando, en plena adolescencia, pierden a su padre de forma repentina y se ven obligados a abandonar su casa de ensueño y la vida que conocían. Es a través de los recuerdos de Danny que iremos acompañando a los acompañamos a lo largo de toda su vida, desde su infancia hasta la vejez y los vemos convirtiéndose en unos adultos que no son capaces de superar el pasado, marcado por la ausencia de su madre y una profunda nostalgia hacia el hogar que les ha sido arrebatado. Lo que al principio parece un cuento de hadas, con sus niños huérfanos y una madrasta ‘malvada', muy pronto acaba pasando a un segundo plano, cosa que sinceramente se agradece. ¿Podría entonces decirse que son los hermanos Conroy los protagonistas? Sí y no. Más que los personajes en sí, lo es cómo marca su vida el hecho de ser expulsados de su casa y son arrojados a un vacío sin red y privados de una parte de su identidad. ¿Y cómo se lidia con eso? Pues esta es la historia de Ann Patchett: cómo comenzar la reconstrucción de una vida y cómo se rellena ese vacío. ⠀ Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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