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Cruel, crudo y muy real. La historia que encierran estas páginas es de esas que fluyen entre tus manos con facilidad, pero a la vez te rompe en pedazos ver lo que vive su protagonista, cómo sufren los que no conocen su paradero y sentir una repugnancia infinita por aquel que la mantiene encerrada del resto del mundo. Ha sido un libro que he disfrutado mucho, aunque su segunda mitad me ha resultado mucho más emocionante e interesante. Todo comienza con la desaparición de una niña de 11 años, Gazania, y las consiguientes labores de búsqueda, la novela se intercala con distintos puntos de vista: de cómo lo vive la propia Gazania, el Brujo, es decir, la manera que llama la niña a su captor, su padre formando parte de cada equipo de búsqueda para encontrar la mínima pista y algunos pocos capítulos en los que se ve el punto de vista de la inspectora de policía y Carmen, una compañera de clase de Gazania con sus propios problemas en casa. La primera mitad se desenvuelve más lenta, aunque hay algunos saltos en el tiempo, cosa que es de agradecer porque teniendo en cuenta lo que dura un proceso de investigación por una situación de detención ilegal, los capítulos hubiesen acabado siendo repetitivos y siguiendo un mismo patrón contante, pero la autora le aporta dinamismo al ir pasando de unos días a otros más adelante. Pero en esa primera mitad se tiene que introducir al lector en la rutina que conforma Gazania en su encierro y cómo se organizan los vecinos del pueblo para su búsqueda, aunque los capítulos de la niña y del Brujo me han resultado muy interesantes, todo el lío del pueblo me ha resultado un poco saturante. Es decir, entiendo que en un pueblo en el que todos se conocen entre ellos cada uno tiene su propia opinión del asunto, a algunos les parece mal, otros sospechan hasta de personas cercanas a la niña, otros consideran que no deberían de darle tanto bombo una vez pasan los días y no aparece... pero al final me ha parecido un cúmulo de nombres que han aportado poco y que hubiese quedado mejor sin darle tanta importancia a cada vecino, sino dejarlos como un murmullo de fondo del que el padre de vez en cuando se da cuenta. Mientras que la segunda mitad se centra mucho más en la niña y la propia investigación, de cómo va avanzando los días más bien a trompicones y añade mucha más velocidad a la lectura, de cómo los capítulos son más concentrados y muestran una dirección clara a su desenlace, aunque no se sepa cómo puede terminar todo. La intriga se intensifica y las escenas se vuelven más duras de leer. En cuanto a personajes, Gazania me ha gustado muchísimo, es muy madura para su edad, pero a la vez se muestra la inocencia del inicio, de sus ansias de volver a casa, de buscar respuestas a través de las lágrimas, pero poco a poco, conforme los días avanzan y la crueldad del Brujo se va mostrando, ella se vuelve más distante en sus emociones, el dolor se convierte en un dolor quedo y su mente sabe que solo debe obedecer órdenes para no sufrir más de lo necesario. de todas formas, lo que sí que me ha chirriado ha sido la forma de narrar sus capítulos, al estar en primera persona, no he visto con mucho sentido que una niña de 11 años usara metáforas, una línea de pensamiento tan poética y frases tan enrevesadas, especialmente porque en un par de ocasiones se destaca que ella no conoce el significado de algunas palabras, pero luego usa constantemente frases muy rimbombantes que no concuerdan con su edad. De parte del Brujo, el personaje en sí me ha parecido repugnante y sus pensamientos hacia la niña me han puesto enferma en más de una ocasión, supongo que esto mismo indica que la autora ha hecho un gran trabajo al caracterizarlo. Aun así, me hubiese gustado conocer más acerca de su trasfondo, del porqué de su obsesión por el cuento de Rapuncel, incluso el porqué de detalles tan nimios como que no soporte la sangre ni por qué la obsesión le llevó a secuestrar a una niña. Hay unos pocos capítulos en los que se intenta mostrar otra cara de su pasado, pero son apenas pinceladas que me han sabido a poco y de las que tampoco se puede sacar mucho contenido. Entiendo que el hombre no está bien de la cabeza y que incluso podría considerarse un psicópata, pero tanto si fuese la primera opción como la segunda, me habría gustado conocer más sus porqués. Por parte del padre se conoce el dolor que deja la pérdida, de cómo avanzan los días y la investigación sigue siendo un lienzo en blanco, de cómo la esperanza se desvanece por el sumidero cada día que avanza, pero a la vez se mantiene esa chispa del "no es tarde aún para encontrarla". Me ha gustado mucho cómo se le describe, también a cómo su hermana sirve de apoyo y cómo también ella se derrumba en ocasiones a pesar de intentar ser la roca. Cómo siente los cotilleos y las palabras de sus vecinos, cómo ve también el apoyo de éstos. El tema de los medios, aunque me ha gustado verlo incluido, me ha sabido bastante frío, como si convirtieran las desgracias en un asunto para ganar público, aunque quizás es lo que pretendía plantear la autora, la hipocresía de los que creen que intentan ayudar convirtiendo el caso en mediático. Carmen, la compañera de clase de Gazania, me ha resultado muy interesante, pero su historia tiene mucho detrás y me ha sabido a poco, sé que la historia no es acerca de ella, pero teniendo en cuenta la gravedad de su situación, aunque distinta de la de la protagonista, ha quedado un poco en el tintero, como si solo se intentara dar voz a esa clase de situaciones. A pesar de los detalles negativos que he mencionado, las cuatro estrellas son muy bien merecidas, al fin y al cabo, esos aspectos destacados solo han sido detalles, de los que me he ido dando cuenta conforme leía, pero cuya trama principal me mantenía tan sumergida en la novela, que no me he parado a considerarlo un bache en la lectura o como fallos grandes. Además de que el estilo de la autora, aunque me ha chirriado en los capítulos de Gazania, me ha parecido precioso, la delicadeza de tratar un tema tan crudo, de ir buceando de unos pensamientos a otros, de mostrar la psicología de una niña que pasa semanas y meses entre cuatro paredes, con el miedo y la angustia de qué es lo siguiente que le harán, de cómo procede a inventarse su propia realidad paralela para poder seguir sobreviviendo y cómo no deja de pensar en aquellos que ha dejado atrás y que ansía con volver a ver de nuevo. Incluso la evolución en general del personaje me ha parecido una maravilla. En fin, ha sido un libro que me ha gustado mucho y me ha dejado con ganas de probar algo nuevo de la autora si sigue publicando. |
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