Es una genialidad la manera de escribir de Emilia Pardo Bazán, el caudal de vocabulario, el variopinto colorido al momento de adjetivar, y un sentido de humor extraordinario, que hacen que el lector disfrute de una historia tan bien contada y en todo momento no quiera despegarse del libro. He descubierto una mina de oro literaria en esta autora, de la que quiero seguir extrayendo tesoros olvidados y poco reconocidos como se hubiese merecido.
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