El alma que nos falta, que le falta a Felipe, le sobra a Rosario. Si no sabes a qué me refiero lee esta historia de doña Emilia en la que no verás brujas saludándote sino una mujer leal, sacrificada, de honor, dispuesta a renunciar a su amor para que el otro protagonista, Felipe alcance unos sueños que no siempre fueron los suyos. No os diré qué veo en él, pero es doña Emilia. Si la conocéis ya sabéis qué esperar de este aspirante a príncipe. Por cierto, este baile nos pasea al ritmo de su poética cadencia por las calles de París. |