La novela comienza algo floja y enredada, demasiados personajes irrumpen en poco tiempo y el lector se pierde un poco. Cuesta seguir la historia e identificar el estilo. Tienen que pasar unas cincuenta páginas para empezar a comprender el hilo conductor de la narración e identificar la pluma del escritor, sus recursos literarios y su manera de meternos en los personajes. Luego la novela adquiere cuerpo y médula, se desarrolla naturalmente y se interna en dimensiones humanas un poco más profundas. Los personajes centrales son tres, dos de los cuales están ausentes físicamente. El protagonista, Galip, busca intensamente a su mujer Ruya y a su tío Celal, escritor famosísimo que publica diariamente un artículo en la prensa. La trama gira en torno a la búsqueda ansiosa de Galip. Hay capítulos que sirven como ventana a los artículos de Celal. Los artículos funcionan como enlace entre ambos hombres y conocemos a Celal y su forma de entender el mundo gracias ellos. Es un personaje singular y brillante que logra conquistar a sus lectores cada día con historias antiguas, cotidianas y personales. Lo más interesante florece en el ámbito de la escritura, que para Celal es la mejor forma de relacionarse con sus contemporáneos. A Galip le ocurre lo mismo que a todos los lectores de Celal, surge en él una fascinación intensa por el escritor. Impulsado por su desaparición, investiga cada cosa que ha mencionado en sus artículos y se transforma en un estudioso tan devoto de su literatura que llega a creer que se ha convertido en él, y duda de su personalidad y de su identidad. En sus pesquisas descubre que Celal también duda de la suya. Así, la identidad es la gran pregunta que envuelve a todos, y es la fuerza que condiciona a la Turquía de esta novela. Las historias que cuenta Celal sobre los antiguos príncipes, místicos o sectas, buscan, más que todo, responder a esta cuestión. Por supuesto no hay respuesta clara, en tanto los personajes pululan entre un mundo lleno de historias y leyendas propias que se cuentan en bares, mezcladas con películas, grandes afiches y artículos de moda occidentales. Es una obra compleja que requiere de un lector atento y paciente, pero vale la pena. Se termina con la sensación de haber leído una gran novela. |