Cuando la locura transitoria se posa en tus labios

Ainara es albina, tímida y retraída; incapaz de creer que ningún hombre quiera estar con ella por su forma de ser, se hace daño a sí misma conformándose y dando rienda suelta a pensamientos intrusivos que socavan su dignidad y amor propio. Además, sufre de acoso por parte de algunas compañeras que no dudan en ponerle motes denigrantes e inventarse historias a su costa para desacreditarla y menoscabar su confianza en lo que hace. Cuando una está medio bien, se puede responder o pasar de ese constante goteo de críticas, pero cuando te cuesta trabajo hasta respirar, cualquier cosa que se diga es una pala de tierra más en la propia tumba así que la pobre Ainara no levanta cabeza y eso solo hace que ponga todas sus fuerzas y esperanzas en un objeto que, en un principio, podría no significar nada para ti pero que para ella es un mundo.
Tengo que añadir que, para mi, la gran decepción de este libro ha sido Teresa En el primero, mientras ella estaba hundida en la miseria, era Ainara la que siempre arrimaba el hombro y estaba en las sombras intentado ayudarla sin que se notara mucho. Aquí no solo es que Ainara casi no puede contar con Teresa para nada.
Este libro, al igual que el anterior, es un bamboleo constante de sentimientos y, en ocasiones, de situaciones equívocas aunque también hay lugar para los pasajes que te sacan alguna sonrisa y los momentos de alto voltaje. Pone de manifiesto el valor de la amistad, capaz de sobreponerse a las adversidades y de perdonar, la comunicación entre personas de diferentes opiniones para llegar a acuerdos o a comprender el punto de vista de la otra persona, la importancia de marcar límites y de lo complicado que resulta enfrentarse a situaciones cotidianas cuando los ánimos están por los suelos o de lo sencillo que es afrontar adversidades o desafíos cuando la mente está en calma.
No te pierdas ni este ni el anterior.