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Una novela más entretenida al principio que al final. Como es visto en otras novelas de Ónega, ella reinvindica siempre el derecho de las mujeres al conocimiento, a la opinión, a no ser sometidas al manejo de los hombres, a no ser maltratadas solo por su condición de género. Y así se manifiesta en esta novela, donde las mujeres asumen el rol verdaderamente importante. Y los hombres son separados largamente de la trama, aunque se los mantiene presentes. Así conocemos a la protagonista, fuerte, batalladora, que no se calla y prefiere vivir en soledad, dejando a su esposo en Cuba, con sus negocios y su culpa y regresando a España junto a sus hijos muy pequeños a quienes criará y dará estudios, pensando que serán los destinatarios futuros de la empresa que va forjando día a día. Así el secreto mejor guardado, da lugar a toda suerte de intrigas. Pero el casamiento de su hijo mayor, arreglado por su madre, traerá de regreso al padre y la novela se tuerce, en cierta forma, porque la cobardía de ese hombre, antes y ahora, se pone de manifiesto y sucede lo imperdonable. A partir de allí crece la presencia de una de las jóvenes que asumirá casi en soledad hasta el final, la dirección de la gran empresa que han creado con su señora. Para mi gusto la parte final del libro, decae en interés o tal vez era difícil mantener el ritmo de la primera parte, y termina sin pena ni gloria. De cualquier forma, a mi me gustó mucho y creo que deja claramente destacado el valor de algunas mujeres, que aún pensando en sus patrimonios, no dejaron de asistir y valorar a sus congéneres, instándolas a prepararse y mejorar. |
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