Los días felices

La novela nos sitúa en Frankfurt, sin embargo, nos pasea por Frankfurt desconocido, más oscuro, alejándose de zonas turísticas y mostrándonos partes y barrios más marginados, donde se mueve, no sólo las personas con muy poco poder adquisitivo, sino también el tráfico de drogas, trapicheos, mendigos y mafias.

Es aquí donde nos volvemos a encontrar con los dos protagonistas: Mascarell y Ayla. El primero recibe el encargo de conseguir un objeto muy deseado por una persona muy poderosa, la otra se ve envuelta sin quererlo en todo.

Mascarell es un detective privado español que por circunstancias de la vida vive en Frankfurt y a duras penas subsiste con lo que gana llevando algún que otro caso. Una persona con carácter y que hace lo que debe según sus principios. Es un tipo flacucho y con una prótesis, poca cosa, aunque, aparentemente intenta pasar desapercibido.

Ayla es una adolescente que cuida de su padre enfermo y es huérfana de madre desde hace siete años atrás. Hecha a sí misma, dura, con carácter, cabezona y contestona. Se gana la vida como puede boxeando y haciendo de repartidora.

De los personajes secundarios caben destacar tres: Tía, amiga de la familia de Ayla, la cual llega sin previo aviso y que está metida en asuntos turbios. Nielsen cabeza de una de las grandes organizaciones que llevan “negocios” en Frankfurt y de la Fuente, una mujer oscura y misteriosa dueña del mayor imperio mafioso de la ciudad. de estos personajes me ha faltado algo más de profundidad, aunque viendo el desenlace de esta novela, puede que sepamos más sobre ellos en una siguiente entrega. (Eso sí, todo queda bien cerrado)

En un principio, el autor nos propone dos formas diferentes de lectura: una de forma tradicional y otra leyendo unos capítulos que están entremedias de la novela. (Si se opta por esta segunda opción, el lector tiene más información) Ya va en gustos.

Desde el comienzo, van alternándose una serie de tramas, que a priori parece que no tienen nada que ver la una con la otra e incluso parecen inconexas, pero que según vamos avanzando hacia el final acaban convergiendo, quedando todo cerrado.

En cuanto al estilo, es un estilo directo, sin florituras ni descripciones extensas, sino que el autor va directo al grano. Para ello utiliza diferentes estilos narrativos dependiendo que qué personaje esté contando la historia. Así tenemos una primera persona cuando la historia nos la cuenta el detective Mascarell, en estas partes, es algo más pausado, al más puro más puro estilo clásico de las novelas negras, es como si estuviéramos viendo una película de detectives en blanco y negro en la cual, el protagonista nos va narrando la historia y sabemos de primera mano lo que siente y piensa.

Por otro lado, tenemos un narrador omnisciente en tercera persona que es quien nos cuenta el resto de todo lo que pasa y va ocurriendo alrededor de todo y de todos.

Así pues, tenemos dos puntos de vista diferentes, además de los capítulos de los interrogatorios, los cuales el personaje parece como si estuviera hablando directamente con el lector, haciéndonos partícipe de dicho interrogatorio.

“Los días felices” (Ya sabréis porque es debido este título) es una novela negra al más puro estilo clásico, con una ambientación oscura, con mafias que controlan todo y que todos acatan al más poderoso. Una novela con un trasfondo de crítica social, no solamente por estas mafias

que lo inundan todo y que hacen que haya mucha más corrupción, sino por la maldad que es capaz de tener el ser humano, llegando al punto del tráfico de personas y de aprovecharse de otros de las formas más horribles.

En definitiva, si te gusta la novela negra con un estilo clásico y las mafias, sin duda, te la recomiendo.
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