La ventana de la biblioteca

Pulpture Ediciones ha sacado una preciosa edición de la ventana de la biblioteca de Margaret Oliphant. Es una interesante muestra de la literatura victoriana escrita por mujeres que fueron las grandes olvidadas de la época.

Publicada por primera vez en 1896, apareció después en varias recopilaciones. La autora escribió incansablemente para mantener a su familia. Entre otros, relatos realistas y novelas de fantasmas. Una de las más famosas fue La ventana de la biblioteca.

Entra dentro de la corriente de novelas de fantasmas o casas embrujadas que tanto éxito tuvo en la época.

Me ha recordado de alguna forma a Carmilla de Sheridan le Fanu, por su brevedad, el tema y porque el autor deja que el lector decida lo que creer. La postura de la autora ante la historia que se desarrolla es importante. El narrador cuenta lo que pasa, pero en ningún momento toma partido por la opinión de nadie, es una narración sutil. Es el lector quien debe decidir qué creer, lo que es verdad o misterio. Por supuesto, el final nos aclarará muchas cosas.

Missy está pasando unos días en casa de su tía Mary en Saint Rule. Ocupa el día sentada al lado de una ventana leyendo. Pero tiene la capacidad de escuchar de fondo las conversaciones de las amigas de su tía, prestando atención solo cuando algo le interesa. Un día, les escucha hablar de la ventana que es la protagonista de esta historia. Entonces empieza a fijarse en la pared de la biblioteca. La duda es si la ventana es real o está pintada sobre el muro, si ha sido tapiada… Missy cada vez se obsesiona más y empieza a ver qué hay detrás de la ventana.

Es esta una novela psicológica en la que se analiza los sentimientos de la joven Missy. En algunos momentos de la novela, se insinúa que la joven podría estar soñando o incluso que le dieran pequeños momentos de desvanecimiento. La ventana, se convierte en una obsesión para ella, no piensa en otra cosa. La autora juega a hacernos ver que todo podría ser fruto de la imaginación de la adolescente.

“Supongo que la culpa de esto fue del curso gradual de los acontecimientos, el descubrimiento de una cosa tras otra a medida que los ojos se me acostumbraban a la vaga luz: primero la habitación en sí, y luego el escritorio, y luego los otros muebles…”

Hay un trasfondo de crítica social acerca de la situación de la mujer en la época. Esta debía estar casi siempre encerrada en casa. Las escritoras a menudo publicaban con nombres masculinos. A pesar de que gran parte de la novela transcurre en la introspección de la niña, se hace muy amena por los elementos que van apareciendo poco a poco y la necesidad de saber si está o no está la ventana. El lector no puede menos que dejarse llevar por Missy y buscar constantemente pruebas que apoyen una de las teorías.

A estas alturas, el lector se preguntará ¿por qué simplemente no van a la biblioteca y miran por dentro? Bueno, esto es algo que debéis descubrir leyendo esta joya victoriana.

“Era hechizante, a veces me daba miedo, y traía todo tipo de pensamiento extraños, y siempre sentía que si solo tuviéramos algo más de visión podríamos ver gente hermosa caminando por ahí, gente que no es de nuestro mundo”.


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