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El arco de Arabastra se acerca a su final en un volumen más cargado de acción que nunca. Ahora todo el foco esta centrado en las batallas entre Luffy y Cocodrile, cuya lucha, en dos tandas, marca los tempos de un volumen en el que la tensión se puede cortar con un cuchillo. Se nota en estos combates la evolución de Luffy, ya no se dedica solo a luchar, y punto, cada vez se vuelve más analítico con sus enemigos y a pensarse más lo que hace, y esa es una evolución agradable. Pero no todo es luchas y peleas, y esto ayuda a desengrasar la trama del tomo. de la mano de Nico Robin conocemos uno de los temas centrales más importantes de toda la historia: la verdadera historia y los Poneglyphs. Robin es quizás, junto a Luffy y Cocodrile, el personaje más destacable de todo el tomo, ya que además de descubir cosas sobre su pasado, es traicionada por Cocodrile una vez que comprueba que ya no le sirve para sus planes de encontrar el alma el arma conocida como Plutón, que le permitirá ganar un gran poder militar, siendo este el autentico centro de los planes de Baroque Works. Además es destacable señalar como la revuelta en Arabastra alcanza su punto álgido con unas cuotas de dramatismo e intensidad que deja a todo lo pasado anteriormente por los suelos, con una francotirador de la banda apunto de accionar una bomba que destruirá toda la ciudad de Alubarma, y que los miembros restantes de los mugiwaras deben encontrar. Entre tanta tensión se agradecen los momentos de humor, la verdad.
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