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Si el tomo anterior fue regulero, este mantiene la misma línea, ya que el guionista continúa dándole coba al supuesto cutre-villano Micah Sinn, una suerte de Tarzán malvado que de repente llega a la ciudad y en poco se convierte en un mafioso de tomo y lomo, tanto que le da guerra al propio Kingpin. Así, tan sencillo. Tarzán haciendo lo que le da la gana en New York. Que quiere comerse un bocadillo, pues se lo roba al del puesto de los perritos. Que quiere a una mujer, pues la coge y la besa. En fin, que cambien de guionista ya, por favor... |
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