Si él hubiera estado conmigo

La editorial nos avisó de que el capítulo 84 iba a ser de esos que te parten el corazón, pero yo reconozco que lloré como una bendita en el 85.

Pero empecemos: he sentido que estaba leyendo el diario privado de una adolescente desde el mismo inicio del libro. Esa sensación incómoda de estar invadiendo su privacidad, de no saber qué decir, ni qué hacer. Y, sobre todo, de querer ayudarla y apoyarla con las cosas, pero no ser capaz.

Me ha gustado mucho cómo ha tratado temas como la depresión (aunque ojalá hubiera ahondado un poco más), la amistad, los noviazgos, el sexo, la intimidad, los divorcios, el amor... Creo que toca muchos temas. Todos relacionados con los adolescentes, con cómo lo viven, con cómo van pasando su vida y van acumulando experiencias.

Es un libro entretenido, que te hace conectar con tu yo adolescente (si fuiste muy dramático), y ver que éramos un poco de ese rollo. Aunque vuelvo a recalcar que es como estar invadiendo la privacidad de alguien.

Autumn, que es quien nos cuenta la historia, me ha dado la sensación de que evoluciona muy poco, que no tiene un recorrido muy interesante como personaje. Y me da rabia porque creo que se podría haber sacado mucho partido, haberle dado protagonismo, precisamente, a esa evolución. Y queda muy plana.

Finn, un poco de lo mismo, pero se le ve más cabal. Aunque es casi igual de soso y poco comunicativo que Autumn. Es una pena, pero al final entiendes por qué él es así.

Es un libro que está bien para pasar el rato, para desconectar y, sobre todo, sufrir a dos adolescentes intensos que no saben por dónde les vienen las cosas. Y si lo saben, disimulan muy bien.