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Ever y Damen continuan buscando el antídoto para acabar con la maldición de no poder tocarse, pero hay una nueva amenaza sobre ellos y su futuro. Summerland se esta dañando, y parece que Ever es la única que puede poner fin a esto. Ha llegado el momento de que Ever descubra cuál es su destino, por qué su alma se reencarna y cuál es su verdadero final. Viajará en compañía, pero tendrá que terminar sola, y cuando encuentre el famoso árbol de la vida, muchos mitos cuentan sobre el, para entender lo que es la verdadera inmortalidad. Después de los primeros libros, puedo decir que tenía pocas expectativas para este último, así que esperaba que me sorprendiera. En este caso, recurrió a varios elementos que me gustaron, lo que me hizo esperar con ilusión toda la historia y esperar descubrir el final. En cuanto a los personajes, aunque han salido todas las personas que se conocieron en toda la saga y algunos personajes nuevos, el protagonista sigue recayendo sobre Ever y Damen, aunque el protagonista siempre ha sido Ever, y en esta historia más porque trata sobre su destino. La ambientación esta vez estara en los dos planos, el místico y el real. Lo mejor conocer la otra cara de Summerland, porque hasta entonces se desconocia. La trama es interesante, y el deseo de saber cómo se desarrollará todo se suma al contenido que el autor tiene almacenado para nosotros, lo que hace que las páginas pasen sin darnos cuenta. Su estilo es muy sencillo, debe dar detalles pero no demasiados. La autora logra mantener un as en la manga hasta el final, lo que me sorprendió a lo largo del libro, y el final es una de esas sorpresas que me gustan. |
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