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Nos trae una gran tragedia griega, una guerra entre la Atlántida y Dorian elegido de los dioses griegos. El autor se adapta a esta época y nos ha traído a esa Grecia olvidada. Su mayor característica es su entorno, que es una cosa muy difícil y que en general los escritores tienden a modernizar sus historias , desde las cosas más simples, como los baños hasta los juegos olímpicos. Pero el fallo es Dorian, su edad y su rápida madurez, fue hasta cierto punto forzado. Entre los dieciséis años, su vida y su comportamiento, esto no me convenció para nada. al final, cuando el protagonista madura, habrá una especie de armonía. Los hijos de los dioses tampoco son villanos del todo creíbles, carecen de carisma y de alguna manera son bipolares, unas veces parecen dignos oponentes y otro como si quisieran el juguete de su vecino. Carecen de maldad pura y, finalmente, los propios dioses griegos demostran que son capaces de enfrentarse a cualquier desafío que se les presente. La parte de la trama correspondiente a los Juegos Olímpicos me fascinó, nos acerca a Miles/Dorian y sentí sus nervios, su desesperación. Aunque también debemos admitir que su competidor, Adonis, es demasiado anodino y aborrece la homosexualidad. Esto es algo muy extraño, porque en algunos casos en la historia antigua, son liberales y la desnudez en los juegos no era criticada. El cambio de nombre de Dorian a Myles a veces te vuelve loco. Las profecias y las mentiras que rodean a Dorian son la verdadera trama que cierra el primer libro de la saga de manera espectacular.
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