Un mundo asombroso

¿Qué sentimos cuando comprobamos que nuestra vida está unida, irremediablemente, a la naturaleza que nos rodea?, ¿y somos capaces de conectar nuestras acciones y nuestro andar por la vida con esa misma naturaleza y los seres que la integran? Pues eso es precisamente lo que hace la autora de “Un mundo asombroso”, Aimee Nezhukumatathil, va hilando los retazos cruciales de su vida con aquellos seres vivos que han sido importantes a lo largo de su existencia. Nos muestra vivencias desde que era pequeña a través de una serie de pequeños ensayos en el que va desgranando poco a poco lo que le va ocurriendo. Nos cuenta sus miedos, sus inseguridades, sus sueños desde pequeña, también aquellos momentos en los que se ha sentido sola o desamparada. Su amor, sus hijos, sus padres, su hermana, en general, su familia. Y, a priori puede parecer un libro más de las experiencias de las personas, pero en este caso no. La autora consigue contarnos su vida mediante los animales o las plantas que le han marcado a lo largo de su camino. Cuenta con familiaridad y mucha sencillez lo que supuso para ella ir a pescar pulpos, o como las luciérnagas siempre han tenido un significado especial para ella.
En total nos abre a 28 especies, no todas muy conocidas, como la nuez de mar o la rana danzarina o la Catalpa, un árbol nativo de las regiones templadas de Norteamérica, las Antillas o el Asia Oriental. En sus textos encontramos poesía, belleza y sobre todo sentimiento porque eso es lo que hace su autora, mostrarse tal cual es a través de la naturaleza. Cada capítulo, en ocasiones parecen cuentos de los de antaño, de aquellos que nuestros mayores nos contaban al calor de la chimenea o a la luz de la fogata una noche de verano en mitad del bosque. La autora tiene la capacidad de transmitirnos su amor por esos seres y a la vez nos cuenta el devenir de su propia historia. Ella va alternando episodios de su vida pasada como presente y deja en el aire aquellos sueños u objetivos que aún le quedan por cumplir.
Es un libro que al final te deja con una sonrisa en los labios, porque es sosegado, poético y al que le acompañan unas bellas ilustraciones en blanco y negro, de Mini Nakamura que nos transmiten a la perfección lo que las palabras nos quieren contar. Es un libro en el que se muestra el tema de la soledad, de los conflictos familiares, la distancia por culpa del trabajo o del racismo imperante en su país ya que ella misma es hija de padres de distinto color y cultura. Sin embargo, la autora nos abre una ventana a la esperanza en un mundo plagado de bichos, animales, plantas… que en realidad nos hacen la vida mucha más fácil y llevadera.
Un descubrimiento literario que animo a leer a todo aquel que quiera adentrarse en este tipo de lecturas que se salen de la normalidad.