Es de estos libros que empiezas de una determinada manera, con muchas ganas de saber. Luego, la continúas de otra muy distinta, con la necesidad de terminarla porque cualquier lance en la historia se te hace eterno y , finalmente, cuando concluyes se te queda cara de tonta y la plena sensación de que te han timado. Sólo salvaría la sinopsis. La suma de personajes es ingente, deslavazada y mareante. Supone un reto acordarte de por qué te está hablando de unos u otros en tal o cual capítulo. La totalidad de actores, por su puesto, se mueven por frases hechas y casualidades infantiles más propias de una lotería deseable que por un sentido de la lógica. Es todo esto lo que te distancia de la historia. |