El ritual

Cuatro hombres de treinta y tantos años embarcados en un viaje de amigotes recorriendo a pie los verdes y salvajes caminos del interior de Escandinavia. En un momento dado, para aliviar la dureza de la ruta, deciden atajar atravesando una de las masas forestales más antiguas de Europa. Un amala decisión, pues en ese bosque vive algo terrible e inhumano.

Sí, yo también pensé que era el guión poco original y bastante predecible de una de esas películas de terror de bajo presupuesto. Sin embargo, para hacer honor a la verdad hay que admitir que El ritual (2011), de Adam Nevill, es mucho más que eso.

Pero tampoco puedo decir que sea una novela redonda, ya que a pesar de sus muchas virtudes tiene algunos defectos. Trataré de explicarlos sin destripar la historia.

La narración empieza de forma abrupta: “El segundo día las cosas no mejoraron”, metiendo al lector en un clima de desasosiego desde el primer instante, un pequeño aperitivo de esta inmersión en un inesperado mundo de horror escondido en el corazón de la naturaleza.

La novela tiene dos partes. La primera cuenta la travesía desesperada de los excursionistas a través del infierno verde. Agotados, sin rumbo y acosados constantemente por una presencia amenazadora y asfixiante. El planteamiento es un poco simple pero está compensado por altas dosis de intriga y misterio a la que se añaden algunas pinceladas de terror sobrenatural. Las descripciones de ese bosque inmenso, hostil e inabarcable son brillantes y sobrecogedoras.
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