Nunca sabrás quién fui

Hoy os traigo mis impresiones sobre "Nunca sabrás quién fui", una novela metaliteraria que me ha mantenido pegada a sus páginas siendo consciente, según avanzaba en su lectura, de que el autor jugaba conmigo, me seducía sutilmente con una intrigante trama a la vez que me enredaba y me hacía dudar de cada revelación que salía a la luz.

Sevilla, 2017. Alejandro Panelas, Alex para los amigos, trabajaba en una revista digital de Madrid, cobrando una miseria por artículo escrito, hasta que la aparición de Lola, una venezolana cosmopolita y con carisma, dio un quiebro a su vida al ofrecerle un trabajo imposible de rechazar. Un contrato sin papel ni duración, sin presiones y con un sueldo de cinco mil euros mensuales. Una propuesta irrechazable en lo económico y tentadora en lo profesional. Tan solo ha de instalarse en la ciudad de Sevilla y hacerse íntimo de un empresario extremadamente sensible, adentrarse en su entorno más personal para desestabilizarlo psicológicamente. Sin comerlo ni beberlo se verá inmerso en medio de un huracán que no entiende, un peligroso juego que sacará su espíritu mas aventurero y le dará la oportunidad de comenzar a escribir su primera novela…

Esta es, grosso modo, la premisa de la que parte una novela con mucha enjundia, tejida a base de capítulos de corta extensión, alguno de ellos perfectamente obviable, que articula su argumento en dos subtramas identificables en las que pasado y presente se irán fusionando poco a poco, hasta acabar ensambladas a la perfección en un final redondo, como minúsculas teselas emplazadas en el lugar preciso de un complejo mosaico.

Por un lado tenemos el hilo del presente con Alex como protagonista principal, quien con una narrativa intimista en primera persona hace partícipe al lector de su detallada experiencia acosando a su víctima para volverla loca mientras se va adentrando en su entorno personal. Junto a su protagonista paladearemos ese espíritu sevillano abierto al tacto y al contacto, acompañándolo en sus paseos por tascas y lugares emblemáticos de la capital andaluza. Intercalados en cursiva, nos encontramos una serie de capítulos que conforman la trama secundaria, con la que más he disfrutado, y hacen referencia a la novela que Alex está pergeñando. Una historia que viene y va en el tiempo, entre las ciudades de Nueva York, Madrid y Sevilla. Esta parte se desarrolla bajo la batuta de un narrador omnisciente que posiciona el foco de atención sobre el resto de personajes para desentrañar una historia de venganzas, de traiciones, de amores sin trabas y de desamores, de renuncias, de nuevas oportunidades y de otras que no vuelven, en la que nadie es quien dice ser y todo está enmarañado, plagado de quiebros y de ángulos muertos.

A pesar de lo que pueda parecer, esta novela no es para devorar con ansia ni tiene un ritmo vertiginoso hasta casi su desenlace, sino que necesita su tiempo para poder disfrutar de una prosa culta y cuidada, rica en matices que en ocasiones se torna lírica, ralentizando su cadencia narrativa, lo que invita forzosamente a una lectura sin prisas, para captar al completo las sensaciones que trata de transmitirnos.

Estamos ante una novela de personajes, ellos son el motor que impulsa la historia, piezas clave cuyo pasado y vivencias se irán revelando poco a poco hasta mostrar la imagen al completo que da sentido a toda la trama. Encomiable es la labor llevada a cabo por el autor a la hora de elaborar unos perfiles bien trazados, vestidos de realidad, con ganas de vivirlo todo, de amar sin medidas, en una historia que me ha removido por dentro, de ritmo calmo en sus dos primeras partes, para deleitarse con ella a pequeños sorbos, cogiendo luego algo de más brío, y en la que destaca la sensibilidad del autor para describir los sentimientos, las pasiones, los remordimientos. Una apuesta arriesgada de la que Salvador Navarro saldrá laureado.
Sintetizando: "Nunca sabrás quién fui" es una novela en la que se combinan varios géneros como el metaliterario, aderezado con mucha intriga y tenues pinceladas de romanticismo, en la que su autor maneja a la perfección el delicado arte de despistar al lector, de manipularlo, de jugar con él mientras lo enreda en una espesa maraña de mentiras hasta su desenlace. Una historia con la trama tan inteligentemente tejida que te aturdirá, una montaña rusa atestada de giros sorprendentes y personajes vestidos de realidad, que recomiendo si todavía no conoces al autor.
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